Ficha técnica
Título
original: Der Name der Rose
Año de
estreno: 1986
Director:
Jean-Jacques Annaud
Género: Thriller
histórico, drama, misterio
Duración: 130
minutos
Nacionalidad: Alemania Occidental,
Italia, Francia.
Pocas adaptaciones
cinematográficas logran capturar la profundidad y la complejidad de una novela
como El Nombre de la Rosa, la magistral obra de Umberto Eco. Sin embargo,
Jean-Jacques Annaud nos ofrece una versión que, a pesar de sus licencias
narrativas, logra transportar al espectador al oscuro y enigmático siglo XIV.
Revisar esta película no solo es un ejercicio de cinefilia, sino también una
oportunidad para reflexionar sobre la relación entre la religión, el conocimiento
y el poder, temas que siguen vigentes hoy en día.
La película nos sitúa en el año
1327, es una abadía benedictina del norte de Italia, donde el monje franciscano
Guillermo de Baskerville (Sean Connery) y su joven aprendiz Adso de Melk
(Christian Slater) llegan para participar en un debate teológico entre franciscanos
y enviados papales. Sin embargo, su estancia se ve perturbada por una serie de
misteriosos asesinatos que desafían la lógica y despierta temor entre los
monjes. Guillermo, con su aguda mente analítica y su escepticismo hacia la
superstición, se embarca en una investigación que lo llevará a descubrir los
secretos ocultos de la biblioteca del monasterio, un laberinto que encierra el
conocimiento prohibido y la lucha entre fe y razón.
Annaud apuesta por una ambientación
hiperrealista, donde la suciedad, el frio y la penumbra impregnan cada escena,
sumergiendo al espectador en la crudeza de la Edad Media. La elección del
monasterio como escenario no es casual: se rodó en varios castillos y
monasterios europeos, con una atención meticulosa a la autenticidad arquitectónica.
La iluminación natural y el uso de velas refuerzan la sensación de claustrofobia
y misticismo, convirtiendo al monasterio en un personaje más en la historia.
La posición de la cámara juega un
papel importante en la narrativa visual de la película. Annaud recurre a
primeros planos intensos para capturar la expresividad de los monjes, muchos de
ellos con rostros marcados por el fanatismo y el temor. Los travellings a través
de los oscuros pasillos de la biblioteca y los contrapicados en los momentos de
mayor tensión refuerzan la sensación de la laberinto y opresión. Además, el uso
de la profundidad de campo nos permite observar los múltiples detalles de la
escenografía sin perder de vista la acción principal.
La película nos ofrece un retrato
desolador de la sociedad medieval: un mundo dominado por la miseria, la
enfermedad y la superstición. La relación entre los monjes y los campesinos es
de sumisión absoluta; el conocimiento se convierte en un privilegio exclusivo
del clero, y cualquier intento de desafiar la ortodoxia es castigado con la
hoguera. Esta visión de la Edad Media es coherente con la de Eco, quien nos
muestra una sociedad atrapada entre la promesa de la salvación y el terror al
castigo divino.
La película no solo es un thriller
histórico, sino también una profunda reflexión sobre el poder y el dogmatismo. La
dispuesta entre franciscanos y representantes del Papa refleja las tensiones
políticas de la época: mientras los franciscanos abogan por una Iglesia pobre y
austera, el Papado defiende el lujo y la autoridad absoluta. Este conflicto se
ve reflejado en el personaje de Jorge de Burgos (Feodor Chalipin Jr.), un monje
ciego cuya intolerancia hacia el conocimiento representa la rigidez del
pensamiento medieval. Guillermo de Baskerville, en cambio, encarna la razón y
el pensamiento crítico, convirtiéndose en una suerte de proto-investigador
moderno.
El Nombre de la Rosa es mucho más
que un thriller medieval, es una película que nos invita a cuestionar los mecanismos
del poder, el papel de la religión y la importancia del conocimiento en una
sociedad dominada por el miedo. Con una ambientación impecable, una dirección
precisa y una interpretación magistral de Sean Connery, esta obra sigue siendo
un referente del cine histórico. Una película que, como los libros prohibidos
de la abadía, merece ser descubierta y redescubierta.