Once Upon a Time… in Hollywood
(2019) es una película dirigida por Quentin Tarantino, encuadrada en el género
de drama y comedia negra. Con una duración de 161 minutos, esta producción
estadounidense cuenta con un reparto de lujo encabezado por Leonardo DiCaprio,
Brad Pitt y Margot Robbie. La cinta nos transporta a finales de los años 60 en Los
Ángeles, en plena transformación de la industria cinematográfica y con la
sombra de los crímenes de la Familia Manson en el horizonte.
Decidimos analizar esta película
porque representa un punto culminante en la carrera de Tarantino, no solo por
su homenaje al Hollywood de los años 60, sino porque muestra una evolución en
su narrativa y puesta en escena. Además, su tratamiento de hechos históricos y
el particular desenlace generaron una fuerte discusión entre críticos y
público.
La historia sigue a Rick Dalton
(Leonardo DiCaprio), una ex estrella de la televisión que lucha por mantener su
relevancia en una industria cambiante, y a Cliff Booth (Brad Pitt), su doble de
acción y fiel amigo. A medida que Dalton se enfrenta a su declive profesional,
Booth deambula por Los Ángeles, cruzándose con la siniestra presencia de la Familia
Manson. Paralelamente, se presenta la figura de Sharon Tate (Margot Robbie),
quien simboliza el esplendor y la inocencia del Hollywood de la época. Tarantino
reinterpreta los hechos históricos con un giro inesperado, ofreciendo una
versión alternativa y catártica de la tragedia real.
La puesta en escena es
meticulosamente detallada, con una recreación fidedigna de Los Ángeles de los
60, desde la cartelería hasta los automóviles y vestuario. Tarantino utiliza
encuadres amplios para capturar la nostalgia de la época, junto con travellings
y planos secuencia que sumergen al espectador en la acción. La posición de las
cámaras es deliberadamente clásica, evocando el cine de la época dorada de
Hollywood.
El uso del montaje es la clave.
Las escenas de Rick Dalton en los sets de filmación contrastan con la fluidez
de la vida cotidiana de Cliff Booth, generando una narrativa fragmentada pero
cohesionada. Además, la iluminación y la paleta de colores cálidos refuerzan el
tono nostálgico de la historia. En cuanto a la banda sonora, Tarantino vuelve a
hacer gala de su habilidad para seleccionar canciones emblemáticas que
refuercen la ambientación y el carácter de cada escena.
Tarantino, fiel a su estilo, llena
la película de referencias del cine clásico y a la cultura pop de los 60. Se pueden
encontrar homenajes a Sergio Leone, Sam Peckinpah y la televisión western de la
época. También se nota la influencia del nuevo Hollywood, que comenzaba a
emerger en ese período, con directores como Scorsese y Coppola redefiniendo la industria.
En términos de actuaciones, DiCaprio
se luce al interpretar a un actor en crisis, con una mezcla de vulnerabilidad y
arrogancia que lo hace profundamente humano. Brad Pitt, por su parte, construye
un personaje carismático y relajado, cuya presencia roba la pantalla en cada
escena. Margot Robbie, aunque con menos líneas de diálogo, logra transmitir la
escena de Sharon Tate a través de su expresión y lenguaje corporal.
Érase una vez… en Hollywood es un
homenaje melancólico y personal de Tarantino al cine y a la cultura que se
desvanecía. Si bien su ritmo pausado y su atípica estructura narrativa pueden
no ser del agrado de todos, su riqueza visual, su diálogo con la historia del
cine y su reinterpretación de los hechos reales la convierten en una obra
imprescindible. Con un desenlace que subvierte la tragedia y un amor palpable por
el séptimo arte, Tarantino firma una de sus películas más maduras y emotivas.