jueves, 15 de diciembre de 2022

La economía china juega un papel importante en África

 

El modelo de crecimiento de la economía china se basa en la exportación, la industria y la inversión en el exterior, dentro de un constante aumento de población

Jesús María Archivet Maroto

El gigante asiático ha basado tradicionalmente su economía en la agricultura, pero desde 1978, el Estado se ha transformado. En la actualidad, con una población que ronda los 1.370 millones de habitantes, está a la vanguardia en el sector tecnológico y financiero. Una expansión económica que solo se vio desacelerada en la década de los noventa tras las sanciones de comunidad internacional por el genocidio de Tiananmén de 1989. Según el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), el país asiático desde que forma parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2001 ha conseguido relajar las barreras arancelarias, las cuotas a las importaciones y convencer a sectores cerrados a la inversión en el país. Un crecimiento que persevera tras la pandemia de Covid-19. El Producto Interno Bruto (PIB) de 2021 creció un 1,6% respecto al de 2018. Un año en que se registró un total del 6,7%. Durante la pandemia cayó al 2,2% registrado en 2020, pero este último año de 2021, el país se ha recuperado considerablemente obteniendo un PIB anual del 8,1%.

Ahora, la presión social está logrando que el gobierno levante las restricciones impuestas durante la pandemia, lo que eleva las perspectivas de que el crecimiento de China de cara al 2023 sea de un 5%, según Bloomberg. En contraposición, a lo anunciado por Blomberg, José María Rodero, periodista español residente en China, afirma que “la calidad de la sanidad varía enormemente de la zona en la que se viva”. Los hospitales de Pekín, Sanghái o Guangzhou se asemejan a los centros sanitarios de los países de occidente, mientras que las provincias del interior ofrecen una cobertura indeficiente. Un factor que hundiría de nuevo la economía si se produce una crisis sanitaria.

Cabe mencionar que los enfermos pagan un enorme costo para los ciudadanos forasteros en las ciudades. Para paliar la situación, el Estado chino busca ampliar la cobertura sanitaria y reducir los costes para los pacientes. Una acción que, según Bloomberg, ya ha iniciado negociaciones con grandes farmacéuticas como Pfizer o Roche que estarían dispuestas a reducir los precios hasta un 70% con tal de tener acceso al mercado chino.

La población aún guarda cautela por la nueva oleada de contagios que podría llevar a Xi Jinping a ejercer duras políticas de protección ciudadana. Con todo ello, los analistas anticipan que el hecho de que China regresase a la normalidad sería una buna noticia para la economía mundial. El gigante asiático permitirá que PIB global esquive una recesión en 2023 y presente un crecimiento del 2,1% al compensar la falta de vigor de EE. UU. y la UE.

Relaciones en África

En el año 2021, el gigante asiático conmemoró el sesenta y cinco aniversarios de relaciones diplomáticas entre China y África. Una amistad que ha resistido eficazmente con el tiempo. En este inicio de siglo, China es el país en desarrollo más grande del mundo y África es el continente con más países en vías de desarrollo. Un factor que implica cooperación y ayudada bilateral para avanzar en el camino de independencia y desarrollo nacional.

Las relaciones entre China y África tienen una larga historia. Los lazos diplomáticos y de cooperación comenzaron en 1956 cuando Egipto se convirtió en el primer país africano en relacionarse diplomáticamente con oriente. Tres años más tarde se le uniría Guinea. Así, en 1959, China entraba en el área sahariana y desde entonces su política de amistad con África no ha cesado en su desarrollo. El triunfo de Mao Zedong cambió la visión de la población hacia un progreso aún desconocido para la época. Los comunistas defendían la teoría de “los tres mundos” donde Mao exponía que África y China pertenecían al tercer mundo y que por lo tanto era fundamental cooperar para avanzar en los objetivos mutuos, garantizando en gran medida la Cooperación Sur-Sur.

En este nuevo milenio, el papel del gigante asiático ha cambiado y el poder no reside únicamente en Estados Unidos o la Unión Europea, sino que, en el mundo han aparecido otros protagonistas como los BRICS (Brasil, Rusia, China y Sudáfrica). La economía mundial ha mantenido un crecimiento constante gracias al desarrollo pacífico y a la mejora de las conexiones, aunque en la actualidad se halla afectada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Aunque esta polarización de poderes también tiene su lado oscuro. La independencia cada vez es más fuerte y las materias primas son finitas, por ello suele prestarse soluciones pacíficas que garanticen el abastecimiento a los Estados.

En este contexto, China aplicó la estrategia Zouchuqu (Ir hacia afuera) con el objetivo de promover la inversión extranjera que, a su vez, busca asegurarse los recursos y materias primas que mantengan un desarrollo y modernización eficaz. La creación del Foro para la Cooperación África-China (FOCAC) consiguió institucionalizar las relaciones entre China y el continente africano. China dice que su objetivo es dotar al pueblo africano de mejoras fomentando la libertad del pueblo mediante su autosuficiencia.

Si bien, en los últimos años, el comercio bilateral está creciendo exponencialmente. La inversión ha logrado resultados inesperados. China ha establecido más de 800 empresas de diversos tipos en África, y sus proyectos de inversión abarcan 49 países africanos, vinculados al comercio, la producción y procesamiento, el desarrollo de recursos, el transporte, las comunicaciones y la agricultura. Un proyecto que se ha promovido de manera eficaz entre la población local y ha hecho que los lazos económicos se vieran cada vez más estrechos.

China está aplicando la política win-win por la que ofrece préstamos y facilidades a los países africanos. Un hecho que, según el Banco Mundial los países de la región africana son los que menos conocimientos tienen en temas de inversión. Se estima que la prestación acumulada ronda los 911 millones de dólares y que dichos países podrían verse envueltos en problemas para devolver la ayuda.

Unas condiciones que pueden dirigir a algunas naciones africanas a pagar la deuda entregando puertos navales estratégicos. Un hecho que ya ocurrió cuando Sri Lanka atravesaba una crisis financiera por la construcción del puerto Hambantota. China propuso como solución al problema, quedarse con el puerto. Beijing rechazó una reestructuración de la deuda y, en diciembre de 2017, Sri Lanka finalmente aceptó ceder la explotación de Hambantota a Beijing por 99 años para paliar los 1.12 mil millones de dólares de deuda.

En África ya se plantea esta opción en países como Kenia. Un país poseedor de un importante puerto que podría acabar en manos de China. A Beijing le interesa conceder préstamos ventajosos para construir infraestructuras que permitan la obtención de materia primas, el acceso y el transporte de estas que tanto necesitan como el petróleo, madera o acero. De este modo, China está construyendo una nueva Ruta de la Seda en la que África juega un papel fundamental.

Durante la pandemia, el gigante asiático no ha dejado en invertir en el continente africano. Según el informe Anual de Relaciones Económicas y Comerciales entre China y África de 2021, las zonas de África han atraído a 623 empresas con una inversión total de 735 mil millones de dólares a finales de 2020.

El pasado 15 de noviembre de 2022, el presidente Xi Jinping propuso en la 17ª cumbre de los líderes del G20 que China apoya a la Unión Africana para unirse al G20. El presidente rotatorio de la Unión Africana y presidente de Senegal, Macky Sall, expresó su agradecimiento por valiosa ayuda.

La inversión directa de China ha alcanzado los 4 mil millones de dólares, en particular está invierto en el sector servicios africano. Según el informe Anual de Relaciones Económicas y Comerciales entre China y África de 2021, la inversión en subsectores como la investigación científica y servicios de tecnología, trasporte, almacenamiento y servicios postales se duplicó de manera considerable en 2020.

Por otro lado, la inversión en el sector privado en África no está distribuida igualitariamente, ya que 12 países africanos representan el total de la inversión en el continente, entre ellos se encuentran: Egipto, Sudáfrica, Nigeria, Angola, República del Congo, Zambia, Ghana, Argelia y la República Democrática del Congo quienes cobijan empresas como Huawei, Juangsu, StarTimes, entre muchas otras.

No obstante, un 25% de las inversiones en el tercer continente más grande del planeta se dirigen al sector minero y extractivo. Los datos apuntan que las empresas chinas centran sus intereses en los países africanos para ampliar sus ventas, por ejemplo, el fabricante de teléfonos Transsion Holding tiene una cuota del 48,2% del mercado de teléfonos inteligentes en África. Unos datos que triplica las ganancias respecto a su competidor Samsung.

La embajada de China en Eritrea anunció, el 31 de mayo de 2022, el inicio del Proyecto de la mina de metal Asmarado. Para la explotación de una mina con multitud de metales de zinc, cobre y otros metales que superan los 90 millones de toneladas. El proyecto se llevará a cabo en cooperación con Ecuador.

El futuro de la economía china

Cuando el pasado 23 de octubre de 2022, Xi Jinping declaró su tercer mandato, llenando el equipo de gobierno con personas leales a él, los inversionistas se apresuraron a emitir opiniones, en su mayoría negativas. Las acciones chinas que cotizan en Hong Kong y Nueva York cayeron y el yuan alcanzó su nivel más bajo respecto al dolor en casi 15 años. Según datos de Regintiv, la moneda china se negoció en su punto más débil desde 2010.

La preferencia de Xi es la tecnocracia, los líderes chinos concentran su ambición económica en la tecnología. Especialmente, en los semiconductores. Esos pequeños chips que impulsan el mundo tecnológico haciendo funcionar coches, móviles, material militar avanzado y los sistemas de misiles. Un complejo trabajo que ningún país puede producir de manera individual.

Estados Unidos y China están librando una guerra fría tecnología, en la que los semiconductores son las armas. China ha invertido miles de millones de dólares en la fabricación de chips en las últimas décadas, una estrategia que se ha incrementado bajo el mandato de Xi Jinping. Según datos de ITjuzi, publicados por Financial Times, la inversión de China en empresas de chips superó los 200.000 millones de yuanes (28.799 millones de dólares) entre 2020 y 2021.

Sin embargo, debido a la globalización, los semiconductores no impulsan únicamente la tecnología actual, sino que aporta facilidades a otras innovaciones que están cambiando el mundo, como la computación cuántica y la inteligencia artificial. En la actualidad, para fabricar un chip hay participación por parte de distintos países. Alemania aporta productos químicos, Japón y los Países Bajos máquinas, embalaje y pruebas en China y Malasia. La cadena de suministro es global, por ello es necesaria la confianza y el libre comercio.

A pesar de esto, hay algunas partes de la cadena de fabricación que son más delicadas y lucrativas. Los chips más avanzados requieren de conocimientos muy técnicos para su diseño y buen funcionamiento. La mayoría de estos chips son diseñados por empresas estadounidenses y fabricados en Taiwán y Corea del Sur. Según un informe de 2021 de Boston Consulting Group, Taiwán produce el 92% de los semiconductores de 10 nanómetros e inferiores, mientras que Corea del Sur fabrica el porte restante.

La guerra de los chips entre China y Estados Unidos se agudiza exponencialmente. A las denuncias presentadas por Pekín ante la Organización Mundial del Comercio para intentar anular los aranceles impuestos por Washington, se suma una importante cantidad de dinero que el Gobierno chino plantea invertir en los semiconductores. China prepara un paquete de 136.000 millones de dólares para la industria, según Reuters. El gobierno chino pretende avanzar en la autosuficiencia en chips y contrarrestar las medidas de Estados Unidos.

El gigante asiático pretende que la industria de chips del país incremente su producción y la modernización las plantas industriales, las de ensamblaje y las de investigación. Para ello, baraja destinar una financiación para dotar a las empresas de equipos semiconductores nacionales. De modo que, las empresas recibirían una subvención del 20% sobre el coste de las compras.

Este plan de apoyo por parte de Pekín llega después de que el Departamento de Comercio de Estados Unidos aprobara en octubre una normativa que limita el acceso a centros de investigación chinos a los chips más avanzados de inteligencia artificial norteamericanos. En agosto, el presidente Joe Biden firmó una ley que prevé desinar 52.700 millones de dólares en subvenciones para empresas de producción e investigación de semiconductores.

Las compañías fabricadoras de chips chinos en Hong Kong se incrementaron bruscamente en Bolsa, el martes 13 de diciembre de 2022, por ejemplo, la empresa Semiconductor Manufacturing International Corp (SMIC) registró más de un 4% en sus beneficios y Hua Hong Semiconductor elevo el valor de sus acciones en un 12%.

Los chips también juegan un papel esencial en la modernización del Ejército chino. No todo el equipamiento militar requiere ser de última generación, pero el Partido Comunista Chino pretende que lo sea. El informe de la National Security Comminsion on Artificial Intelligence, de 2021, apuntó que, aunque, China esté atrasada en el desarrollo de sus propios semiconductores, el impulso de Pekín en esta materia debe de tomarse en serio.

Estados Unidos no subestima a una china que en los años 60 y 70 era pobre. Los chinos exaltan sus sobresalientes resultados, conocidos en el país como “Dos bombas, un satélite”, como hazaña del desarrollo y capacidad del gigante asiático en materia tecnológica.

El presidente Xi Jinping trata de impregnar a su economía este esfuerzo de los chips con la misma motivación. Perder la carrera de los semiconductores significaría que China siempre estaría en una situación de dependencia de los países mas poderosos de la cadena de suministros de chips, como Estados Unidos y Taiwán. Un escenario que el presidente Xi no está dispuesto a tolerar.


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