Jesús
Archivet
La Guerra Civil Camboyana (1967-1975) se desarrolló en el
contexto más amplio de la Guerra de Vietnam y fue un conflicto marcado por la intervención
extranjera, el colapso del orden interno y el ascenso de los Jemeres Rojos bajo
el liderazgo de Pol Pot. Este conflicto no solo devastó Camboya, sino que
también sentó las bases para uno de los regímenes más brutales del siglo XX.
La Guerra Civil Camboyana, que se extendió desde 1967 hasta
1975, es un capítulo crucial en la historia del sudeste asiático y un preludio
directo a la trágica era del régimen de los Jemeres Rojos. Este conflicto
interno estuvo profundamente influenciado por la guerra de Vietnam y las
maniobras geopolíticas de la Guerra Fría, culminando en la caída de Nom Pen y
el establecimiento de una de las dictaduras más sanguinarias de la historia
contemporánea.
Antecedentes y el estallido del conflicto
Camboya, bajo el liderazgo del Príncipe Norodom Sihanouk, se
había declarado neutral en el conflicto vietnamita. Sin embargo, la neutralidad
proclamada por Sihanouk fue vista con sospecha por los Estados Unidos, que
acusaron al gobierno camboyano de permitir que el Vietcong utilizara su territorio
como refugio. Esta situación culminó en un golpe de estado en 1970. Liderado por
el general Lon Nol y apoyado por Estados Unidos, que alineó a Camboya con el
bloque anticomunista, provocando una profunda crisis política y militar.
El golpe de estado de Lon Nol proporcionó a los Jemeres
Rojos, liderados por Saloth Sar (más tarde conocido como Pol Pot), la
oportunidad de presentar su lucha como una campaña de liberación nacional. Aprovechando
el vacío de poder y el creciente descontento popular, los Jemeres Rojos
comenzaron a consolidar su poder en las zonas rurales del país.
Intervención de Estados Unidos y la escala del conflicto
A partir de 1969, la intervención de Estados Unidos en
Camboya se intensificó dramáticamente con una serie de bombardeos secretos
destinados a destruir las bases del Vietcong en el noreste de Camboya. Estos
bombardeos, que continuaron hasta 1973, fueron realizados sin una declaración
oficial de guerra contra Camboya, lo que los convirtió en una acción
controvertida y legalmente cuestionable. Durante estos cuatro años, Estados Unidos
lazó más de 500.000 toneladas de bombas sobre Camboya, una cantidad mayor que
la utilizada en Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Se estima que estos
ataques causaron la muerte de 600.000 camboyanos y contribuyeron a aumentar el
apoyo popular a los Jemeres Rojos entre las comunidades rurales que fueron devastadas
por los bombardeos.
El ascenso de los Jemeres Rojos
El fortalecimiento de los Jemeres Rojos fue simultáneo a la
creciente debilidad del régimen de Lon Nol, cuyas fortalezas militares eran
incapaces de contener la expansión de la guerrilla. En 1973, los Jemeres Rojos
lograron controlar alrededor del 60% del territorio camboyano, marcando el
comienzo de su avance decisivo hacia la capital, Nom Pen.
En 1974, capturaron la antigua capital de Udong, un evento que
preludió la caída de Nom Pen el 17 de abril de 1975. Este día, la capital de
Camboya, asediada y agotada, cayó finalmente en manos de los Jemeres Rojos,
marcando el fin de la guerra civil y el inicio de un nuevo régimen radical bajo
el liderazgo de Pol Pot. La caída de Nom Pen fue recibida con esperanza por muchos
camboyanos, que anhelaban el fin de la guerra, pero pronto se encontraron con
un régimen que implementaría un programa de transformación social y económica draconiano.
El régimen de Pol Pot y el ‘Año Cero’
La toma del poder por los Jemeres Rojos marcó el inicio de
un proceso de restauración radical de la sociedad camboyana. Pol Pot, quien ya
había adoptado una postura de total aislamiento nacional y autosuficiencia
económica, implementó políticas extremas que incluían la abolición del mercado,
la disolución de las escuelas y la conversión forzada de la población urbana en
trabajadores agrícolas. Este período, denominado como ‘Año Cero’ por Pol Pot,
simboliza el inicio de una “purificación” de la sociedad, que buscaba erradicar
cualquier vestigio de capitalismo, cultura occidental y religión.
Las atrocidades cometidas durante este periodo son bien
documentadas, como lo ilustra Vicente Romero en su obra Pol Pot: El último
verdugo, donde se describe la brutalidad del régimen y la visión utópica y
distorsionada que tenía Pol Pot del comunismo. Según Romero, el régimen de Pol
Pot llevó a Camboya a una catástrofe humanitaria sin precedentes, con millones
de personas pereciendo bajo un sistema que buscaba crear una sociedad agraria
idealizada, pero que en realidad se convirtió en una máquina de represión y
muerte.
La Guerra Civil camboyana fue un conflicto devastador que no
solo destruyó a Camboya, sino que también facilitó la creación de uno de los regímenes
más brutales del siglo XX. El ascenso de los Jemeres Rojos y la posterior
implementación de su visión radical de comunismo resultaron en una tragedia
humanitaria de enorme magnitud, que todavía resuena en la memoria colectiva de
Camboya y el mundo. La combinación de intervención extranjera, guerra civil y
radicalismo ideológico condujo a una de las épocas más oscura en la historia
contemporánea, cuyas consecuencias siguen siendo objeto de estudio y reflexión
académica.