lunes, 8 de julio de 2024

El pionero de la resistencia pacífica

 

Jesús Archivet

 

Henry David Thoreau, un nombre que resuena a través del tiempo como un símbolo de resistencia pacífica, la desobediencia civil y el ecologismo, fue encarcelado por oponerse a la guerra y a la esclavitud. Su influencia ha sido tan profunda que inspiró a figura icónicas como Mahatma Gandhi y Martin Luther King, y continúa teniendo una legión de admiradores en todo el mundo.

El 24 de julio de 1846, Thoreau fue encarcelado por negarse a pagar el poll tax, un impuesto para votar, como protesta contra la guerra de México y la esclavitud. “Bajo un gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar para el hombre justo es la cárcel”, escribió sin mostrar ningún signo de aflicción. Para Thoreau, la prisión de Concord, cercana a Boston, no representaba una amenaza para su espíritu libre.

Tozudo y desafiante, Thoreau se destacó como un pacifista y desobediente, características que inspiraron a Gandhi, devoto lector de su ensayo Desobediencia civil, y a Martin Luther King, entre otros. Fue también un pionero en la defensa del medioambiente, predicando la destrucción de la naturaleza por la mano del hombre: “Quien tala árboles más allá de un determinado número está exterminado a las aves”. Su visión se adelantó a su tiempo, abogando por una alimentación sana y una vida en armonía con la naturaleza.

Entre 1845 y 1847, Thoreau se retiró a una cabaña unto al lago Walden, en las 4,5 hectáreas que su amigo Ralf Waldo Emerson había adquirido. Durante dos años y dos meses, vivió casi como un asceta, demostrando su capacidad para subsistir con lo mínimo. Cultivó su propio alimento y se dedicó a la lectura de clásicos como Virgilio, Goethe y Homero, y a la escritura. De esta experiencia surgió Walden, la vida en los bosques, una obra que narra su vivencia en la cabaña y que ha sido reeditada constantemente en todo el mundo.

Su vida en Walden fue sencilla pero significativa. Thoreau aró la tierra, sembró judías, tomates, calabacines, maíz y patatas, y se sumergió en la naturaleza. Pasaba cuatro horas diarias escribiendo y otras cuatro caminando, una práctica que detalló en su ensayo Caminar. Su amor por la naturaleza era casi religioso: “Creo en el bosque, en la pradera y en la noche en la que crece el grano”.

Aunque Thoreau abogaba por la no violencia, defendió a John Brown, un abolicionista violento acusado de asesinato y sentenciado a la horca. Esta contradicción ha sido señalada por sus críticos, junto con el hecho de que Thoreau, proveniente de una familia acomodada, pudo permitirse vivir sin ataduras y regresar a la vida urbana tras su experiencia en Walden.

Nacido en una familia dueña de una mediana empresa de lápices y papeles, Thoreau estudió idiomas y filosofía en Harvard y trabajó como profesor antes de fundar una academia con su hermano. Su negativa a golpear a los alumnos con la palmeta demostró su carácter rebelde. También mejoró los lápices familiares y trabajó como agrimensor, una profesión que le permitió explorar los campos y bosques que tanto amaba.

A pesar de sus contradicciones, Thoreau dejó una marca indeleble en la historia. Su ensayo Desobediencia civil fue fundamental para Gandhi y Martin Luther King, quienes adoptaron sus ideas para sus movimientos de resistencia pacífica. “Tras leer a Thoreau, me quedé fascinado por la idea de no cooperar con un sistema inmoral”, confesó King.

Thoreau es admirado no solo por sus escritos y su defensa de la naturaleza, sino también por su fe en la desobediencia pacífica. León Tolstoi, Bill Clinton y muchos otros han elogiado su legado. Su efigie se encuentra junto a figuras como George Washington y Benjamin Franklin en el Panteón de los Héroes Norteamericanos de la Universidad de Nueva York.

Aunque pasó una noche en prisión, Thoreau dejó claro su compromiso con sus principios. “Algún entrometido pagó aquel impuesto”, escribió sobre su liberación. Este gesto, pequeño pero significativo, encapsula la esencia de Thoreau: un hombre dispuesto a sacrificar su libertad personal por la justicia y la moralidad.

Henry David Thoreau sigue siendo un faro de inspiración, recordándonos la importancia de vivir de acuerdo con nuestros principios, proteger nuestro entorno natural y resistir pacíficamente las injusticias del mundo. Su vida y obra continúan resanando con fuerza en un mundo que aún lucha por los mismos ideales de justicia y sostenibilidad.

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