lunes, 27 de junio de 2022

El Tratado de Tordesillas

 

El acuerdo histórico alcanzado entre dos naciones vecinas que se vieron en peligro de guerra debido a los nuevos territorios descubiertos en el siglo XV.


 

Al igual que dos hermanos discuten en tiempos presentes por la nueva ropa que se encuentran en sus armarios así se disputaban España y Portugal las nuevas tierras americanas en el siglo XV tras la victoriosa primera aventura de Cristóbal Colon. En una época en la que ambos reinos tenían una relación parecida a la del perro con el gato supieron llegar como personas coherentes a buenos términos. No sin antes, pasar por una serie de desacuerdos. Hubo un tratado antecedente al de Tordesillas, el conocido como Alcaçovas. Pues España estaba impregnada en una guerra por la sucesión al trono España. Dos reinas obstinadas, Juana e Isabel, querían sentarse en la misma silla, pero eso no podía ser y finalmente acabo Isabel al mando de España. Con el tratado de Alcaçovas ambos países se repartieron las islas del Atlántico, a España le cayó las Canarias y mientras que a Portugal le correspondió Madeira, Porto Santo, las Azores y las Islas de Cabo Verde, así como el derecho de conquista del reino de Fez y de navegación al sur paralelo de las Canarias.

Antecedentes

Una vez consolidado los reyes de Castilla y de Aragón su matrimonio y tiempo después, en 1492 haber emprendido con éxito la última campaña de Reconquista, en ese mismo año autorizaron a Cristóbal Colón su deseo de investigar más allá de lo que se creía como un vacío. En la misión de Colón participaron dos carabelas:  la Pinta y la Niña y la noa Santa María, capitaneadas por Martín Alonso Pinzón, Vicente Yáñez Pinzón y Juan de la Cosa, respectivamente.

La expedición se dio por finalizada el 16 de enero de 1493. A diferencia del viaje de ida, el viaje de vuelta lo realizaron únicamente la Pinta y la Niña debido a que la Santa María encalló en la costa de La Española y se aprovechó para construir el Fuerte Navidad, el 24 de diciembre de 1492. La Pinta se separó y llegó a Bayona (Galicia) a finales de febrero y anunció a los Reyes Católicos el descubrimiento. Por otro lado, Colón quiso disfrutar más del viaje marítimo y tras recoger algunas islas portuguesas el 4 de marzo recaló en Lisboa. Tras su llegada, el rey Juan II de Portugal le interrogó y al navegante no le quedó más remedio que poner al corriente al rey portugués de su peripecia en Nuevas Tierras.

Tras contarle lo que este había visto, el monarca ojiplático decidió reclamar la pertenencia de los nuevos territorios alegando derechos derivados del Tratado de Alcaçovas. Isabel y Fernando, por su parte, negaron dicha pretensión alegando que el viaje se había llevado a cabo al oeste y no al sur de las Canarias. De este modo, el conflicto estalla entre ambas potencias. Los portugueses proponen que el paralelo de Canarias sirva como límite a las conquistas. Por otra parte, los Reyes Católicos pretendes que Juan II se quede con África y no le estorbe en su nueva empresa.

Esto no quedaba solo entre reyes, en 1493 el Papa Alejandro Vi emitió cuatro bulas en las que estableció que pertenecería a la corona de Castilla las tierras y mares al oeste del meridiano situado a 100 leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde. Para más efectividad de sus bulas se decretó la excomunión para todos aquellos valientes que cruzasen el meridiano sin autorización de los reyes españoles.


El Tratado de Tordesillas

Este acuerdo fue crucial para que no corriesen ríos de sangre entre ambas potencias debido la ambición imperial. Unos días antes del verano de 1494, más concretamente el 7 de junio, en la villa de Tordesillas, Castilla y Portugal firmaron un tratado que divide el Océano Atlántico por medio de una raya trazada de polo a polo, 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, quedando la Corona de Portugal con la zona oriental y la zona occidental para la Corona de Castilla.

De este modo, las potencias vecinas podían repartirse el mundo, es decir, los nuevos territorios encontrados más los que se esperaba encontrar. Este tratado de partición oceánica fue una gran novedad ya que no solo se partía la tierra por primera vez, sino que también el mar. Además, fue un acuerdo pacífico y el proyecto de configuración inicial de la división que determinaría las actuales fronteras de América del Sur.

Aprovechando la inspiración geopolítica, en este mismo día se firmo otro tratado, este segundo es tratado africano. Con el fin de resolver los litigios que venían arrastrando acerca de los espacios e intereses africanos y que justificaban y complementa al tratado oceánico. En este último se estableció la división del reino de Fez para futuras conquistas y regularon los derechos de pesca y navegación por la costa atlántica africana, asegurándose los castellanos los territorios de Melilla y Cazaza y la pesca hasta el cabo de Bojador, en suma, las operaciones de asalto de estos territorios, hasta llegar a Río de Oro. Castilla sació sus intereses en este pacto ya que vieron, tras su éxito en Granada, que este acuerdo delimitaba la zona de futura conquista y expansión del cristianismo hispano frente al islam del norte de África. Objetivo prioritario de los Reyes Católicos que no verían brillar.

Después de todo, el acto final no se llevó a cabo por lo reyes de ambos reinos, sino que estos delegaron sus poderes en unos procuradores plenipotenciarios. Estos fueron seis, tres de parte de cada nación. Por Portugal participaron: Ruy de Sousa, Aires Dalmada y Estaban Vaéz como asistente notario. En la parte opuesta se encontraban los de Castilla: don Enrique Enríquez, Don Gutierre de Cárdenas y el doctor Rodrigo Maldonado. El papel de notario fue establecido a Fernando Álvarez de Toledo.

Aunque estos acuerdos del día 7 de junio de 1494 fueron firmes porque fueron firmados por personas con plenos poderes, ambas partes decidieron darse un plazo prudencial para que fuesen ratificados por sus respectivos monarcas. Con una espera de 150 días en total para el Tratado Africano y el Oceánico fue ratificado por los Reyes Católicos en Arévalo y por Juan en Setúbal.

En la actualidad, la mayoría de los mapas históricos brasileños muestran la línea de demarcación a 48º 42´O. Línea que corresponde a la finalización de la capitanía de Santana de acuerdo con la carta de donación del 21 de enero de 135. En cambio, los mapas hispanoamercicanos muestran en general la línea pasando por Cananéia, coincidente con la capitulación del 21 de agosto de 1536 entre la reina Juana y Gregorio de Pesquera Rosa. Estuviera en un punto o en otro aquella línea es de poca importancia. En 2007, España y Portugal cedieron el tratado a la UNESCO como patrimonio documental recomendado para su inclusión en el Registro de la Memoria del Mundo del Programa Memoria del Mundo. Diez años más tarde obtuvo ese reconocimiento.

 

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