Ficha técnica
Título original: Il buono, il brutto,
il cattivo
Año: 1966
Dirección: Sergio Leone
Género: Western
Duración: 161 minutos
Nacionalidad: Italiana, España, Alemania Occidental
Hablar de El Bueno, el feo y el malo es hablar de una de las
obras más icónicas del género western y del cine en general. Dirigida por el
maestro Sergio Leone y con la música inconfundible de Ennio Morricone, esta
película redefinió la estética del western, alejándose del clasicismo de
Hollywood para ofrecer una versión más sucia, cínica y visualmente innovadora.
Su impacto sigue siendo palpable casi seis décadas después, por lo que merece
una revisión detallada.
En plena Guerra Civil estadounidense, tres forajidos
compiten por encontrar un tesoro enterrado en un cementerio: Blondie (El bueno,
interpretado por Clint Eastwood), un pistolero astuto con su propio código
moral, Tuco (el feo, interpretado por Eli Wallach), un bandido carismático y
despiadado, y Sentenza (El malo, interpretado por Lee Van Cleef), un asesino
frío y calculador. A medida que avanzan en su búsqueda, sus caminos se cruzan
en una serie de alianzas y traiciones, hasta culminar en un duelo legendario.
Leone construye la narrativa con un ritmo pausado pero
tenso, utilizando largas escenas de tensión y violencia contenida, que explotan
en momentos de acción intensa. Su estructura dividida en episodios recuerda a
una novela picaresca donde cada personaje debe lidiar con las pruebas y
trampas, lo que la convierte en una historia de aventuras disfrazada de
western.
Uno de los puntos fuertes de la película es la
tridimensionalidad de sus personajes. A diferencia de los westerns
tradicionales, aquí no hay ni héroes ni villanos en el sentido clásico: los
tres protagonistas son antihéroes con motivaciones egoístas.
- Blondie (Clint Eastwood): Representa el
estoicismo y la frialdad calculadora. Su interpretación minimalista, pero su
presencia es magnética. Eastwood consolidó aquí su imagen de cowboy silencioso
y letal.
- Tuco (Eli Wallach): Es el personaje más
complejo y humano. Wallach aporta un dinamismo y un humor negro que equilibra
la frialdad de sus compañeros. Su expresividad y verborrea lo convierten en el
más imprescindible.
- Sentenza (Lee Van Cleef): Es la
encarnación de la maldad implacable. Su porte amenazante y su mirada penetrante
lo convierten en un villano memorable.
Leone introduce un estilo visual revolucionario para la
época. Su uso del Techniscope le permitió jugar con encuadres amplios,
resaltando la vastedad del desierto, alternando con primeros planos extremos
los rostros de los personajes, creando una tensión asfixiante en los duelos.
Las secuencias están coreografiadas con un ritmo casi operático, acompañadas
por la música de Morricone, que se convierte en un personaje más de la
historia.
El icónico triello final es una muestra de maestría
cinematográfica. Leone utiliza el montaje paralelo para aumentar la tensión,
jugando con los silencios, las miradas y el tiempo, logrando una de las escenas
más recordadas del cine.
La banda sonora de Ennio Morricone es simplemente
legendaria. Su tema principal, con esos silbidos y guitarras eléctricas, ha
trascendido el cine para convertirse en parte de la cultura popular. Morricone
no solo compuso un soundtrack, sino que diseñó paisajes sonoros que potencian
la narración. Los sonidos de disparos, el eco del viento y los silencios
dramáticos contribuyen a una atmosfera única.
El bueno, el feo y el malo influenció a generaciones de
cineastas, desde Quentin Tarantino hasta Robert Rodríguez. Su estilo visual, su
narrativa subversiva y su enfoque en antihéroes redefinieron el género. Además,
consolidó el spaghetti western como un subgénero con identidad propia,
demostrando que el western podía evolucionar.
Sergio Leone logró una obra maestra que trasciende el
género. Con una dirección impecable, actuaciones inolvidables y una banda
sonora icónica. El bueno, el feo y el malo sigue siendo una película de
referencia. Es un western que desafía las convenciones, con una historia de
traiciones y supervivencia que se siente atemporal. Sin duda, una de las
mejores películas de la historia del cine.