Por: Jesús Archivet
El último barómetro del Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS) nos ofrece una fotografía reveladora del
escenario político español de cara a las próximas elecciones europeas. Según el
sondeo, el PSOE se perfila como el gran vencedor, aventajando al Partido
Popular (PP) por cinco puntos. Esta diferencia se traduciría en una representación
de entre 21 y 24 eurodiputados para los socialistas, frente a los 18-20 que
obtendría el PP.
Este pronóstico no es sorprendente
si consideramos el contexto político actual. El liderazgo de Pedro Sánchez, con
su apuesta por un progresismo firme y su capacidad para posicionarse en la
arena internacional, ha sabido capitalizar las inquietudes de un electorado que
busca estabilidad y respuestas contundentes ante los retos globales y
nacionales. La reciente decisión de reconocer el Estado de Palestina, por
ejemplo, es un claro reflejo de un gobierno que no teme tomar posiciones
valientes en el ámbito internacional, a pesar de las críticas internas y externas.
Por otro lado, la encuesta muestra
un panorama complejo y fragmentado en la derecha española. Vox, con su discurso
agresivo y su capacidad para movilizar a un sector desencantado del electorado,
logra superar a Sumar, lo cual evidencia un movimiento en el tablero político
que merece atención. Este ascenso de Vox indica un electorado de derechas que
sigue en busca de alternativas más radicales, insatisfecho con un PP que, a
pesar de sus esfuerzos por reposicionarse, no logra captar la totalidad del
voto conservador.
La presencia de Podemos,
Ciudadanos y el partido del ultraderechista Alvise Pérez en la futura Eurocámara
refleja una Europa cada vez más diversa y polarizada. Podemos, aunque
debilitado, mantiene una base de apoyo significativa que le permite seguir
presente en el Parlamento Europeo. Esto es indicativo de un espacio político
que, a pesar de las adversidades y la fragmentación interna, sigue defendiendo
una agenda progresista y de justicia social.
Ciudadanos, por su parte, a pesar
de los vaivenes y la pérdida de relevancia en el ámbito nacional, parece tener
aún un nicho de apoyo que le garantiza representación. Este dato subraya la
persistencia de un electorado de centroderecha que busca una alternativa al PP
y Vox, y que valora un discurso liberal y europeísta.
En el caso del partido de Alvise
Pérez es quizás uno de los más preocupantes. Su entrada en la Eurocámara señala
una radicalización de un sector del electorado, que encuentra en discursos
ultraderechistas y populistas una respuesta a sus miedos y frustraciones. Esta tendencia
no es exclusiva de España, sino que forma parte de un fenómeno más amplio en
Europa, donde los partidos de extrema derecha ganan terreno alimentando el
miedo al otro y la nostalgia por un pasado idealizado.
El barómetro del CIS nos presenta
una Europa en el que el PSOE se consolida como la fuerza dominante en España,
pero también un continente donde la fragmentación y la polarización están a la
orden del día. La victoria de los socialistas es un indicio de que las
políticas progresistas y europeístas aún tienen un fuerte respaldo, pero el
ascenso de Vox y la presencia de partidos ultraderechistas son señales de
alerta que no debemos ignorar.
La tarea ahora es doble:
consolidar los avances progresistas y trabajar incansablemente para evitar que
los discursos del odio y la división se normalicen. Las elecciones europeas de
2024 serán un momento crucial para definir el rumbo de España y de Europa, y es
responsabilidad de todos los actores políticos estar a la altura de este desafío.