La
nueva espiritualidad a veces brota de la lectura de libros filosóficos de la
sociedad actual que venden el `sendero de la felicidad´, animan a disfrutar de
las cosas sencillas y revelan la importancia del vivir el ``aquí y ahora´´,
dejando de lado los egoísmos. En otras ocasiones, navegando por internet, las
personas quedan hipnotizadas con las prácticas del yoga, el tai-chi, la
meditación que crean un pensamiento colectivo de relación con la naturaleza. Unas
prácticas que, de una u otra manera, tratan de que la persona pase las barreras
espirituales y vivan una vida desapegada.
La decadencia de la moral religiosa
Es un hecho que la vida de todo ser
humano está llena de incertidumbres. La más temible de todas ellas es el
momento de la muerte. Hoy el ser humano, para salvaguardar su espíritu y salud
psicológica, no busca nada dogmático ni difícil de asumir. En lugar de esto
espera que la espiritualidad elegida se amolde a su persona. En este sentido
nadie quiere dejar de lado sus propiedades para ser un Cristo, un Buda o un
Krishna, cuya vida se basó en la enseñanza del discernimiento entre el bien y
el mal, curar a los enfermos y vivir desapegados de toda clase de bienes
materiales. Unos reyes que se hicieron mendigos por el bien de su prójimo.
Disney, en su día, ya nos anunció que la
felicidad era la mercancía más rentable del mundo. Un pensamiento que no solo
se aplica a la industria cinematográfica, sino que los nuevos filósofos han hospedado
en sus teorías. El miedo a lo desconocido es inherente a la persona y como,
consecuencia han surgido las nuevas alternativas de espiritualidad. El sociólogo,
Frederic Lenoir afirma que ``la espiritualidad es tan universal y poderosa
porque responde a la población como especie sapiens tiene en común: el miedo a
la muerte y la necesidad de vínculos sociales´´.
La crisis religiosa en España comenzó a
raíz de la muerte de Francisco Franco en el año 1975. El sociólogo catalán,
Joan Estruch explica que el Estado español estuvo fusionado con la Iglesia en
asuntos seculares, lo que comportó su desautorización cuando cayó el régimen
franquista. Y no solo este factor forma parte de esta crisis en España, sino
que, se suman tres elementos más: el individualismo, la globalización y el
espíritu crítico. Lenoir, en una entrevista realizada en 2018 por el diario El
País, afirmó que las iglesias están cada vez más vacías y el número de
vocaciones ha decaído considerablemente en los últimos años.
Según la Conferencia Episcopal Española,
en los últimos quince años, el número de seminaristas ha descendido en España
un 27%, de los cuales el 52% llegan a ordenarse. Más datos que confirman esta
tendencia son los aporta el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Entre
2007 y 2022, según el CIS, el porcentaje de españoles que se declararan
católicos ha pasado del 77,4% al 56,9%; y el de los que acuden a misa semanal,
ha disminuido del 18,5% al 16,3%. Por lo que se ha deducido que hay un millón
de personas menos en los templos.
De acuerdo con los datos del Anuario
Pontificio, el 99,4% de los españoles estaban bautizados dentro de la Iglesia
católica en 1971. Sin embargo, en 2019, el asunto giró de manera drástica, pues
la Conferencia Episcopal Española registra que tan solo el 48% de los recién
nacidos recibieron este sacramento.
De manera paralela a las vocaciones, los
ritos dejan de ser un evento tradicional o fervoroso para la sociedad. Desde el
año dos mil hasta la actualidad las bodas han decaído en un 50%. Según un
informe de la Conferencia Episcopal, aunque el 60% de los jóvenes que trabajan
en proyectos pastorales para la Iglesia española afirman ser escuchados, más de
la mitad sostienen que la Iglesia debe de tener una actitud de cercanía y
apertura en el mundo de hoy, que sea tolerante, dialogante y que acepte las
diferencia.
La Fundación SM concluye que apenas un
40% de los jóvenes españoles se declaran católicos, y que a su vez el 16%
considera la religión como algo relevante para su vida. Unos datos que
corroboran la proliferación de formar alternativas de espiritualidad, más
libres, más abiertas y modernas.
Según Sabino, sacerdote y fraile
carmelita de Amorebieta (País Vasco), quien ha pasado cuarenta años de su vida
en África, las creencias modernas son modas al igual que la ropa. En cambio, la
religión aspira a ser algo más que una creencia. Más bien es un estilo de vida
que se debe de aceptar sin cuestionar. ``Bienaventurados los que creen si haber
visto´´, dice Sabino.
``Es necesario, aceptar, para no caer en
cinismos absurdos, que el ser humano es protagonista de experiencias
extravagantes que escapan de la más explicación científica. La gente vive
experiencias extraordinarias, sin necesidad de estupefacientes alucinógenos,
experiencias que para ellos trascienden de lo físico y material y se tornan al
ámbito de lo espiritual´´ afirma, el filósofo y neurocientífico ateo, Sam
Harris.
Estas experiencias, hasta tiempos
recientes, eran patrimonio exclusivo de la religión, pero se ha ido modelando
hacia otras formas de espiritualidad alternativa como la New Age o Nueva Era.
Un movimiento que comenzó entre los años 1920 y 1940 del pasado siglo en
Norteamérica. En una aceptación de la religiosidad, cultura y literatura
orientales que se abrieron a nuevos campos de la experimentación de la mente y
del cuerpo.
Paul Le Cour fue su principal
representante. En 1937 publicó una obra llamada La Era de Acuario donde afirma
que nos encontramos en la etapa final de un ciclo astronómico y vamos a entrar
en un nuevo ciclo. Pasando del signo zodiacal Piscis al Acuario que traerá
cambios profundos en general. Según apunta el autor, esto ocurrirá hacia el año
2160 cuando comenzará una nueva era que traerá una transformación cósmica y
universal en la que surgirá una nueva religión con el advenimiento de Cristo.
Unos años después, la cultura hippie de
los años sesenta, defensores de la paz, amor, libertad sexual y las drogas complementó
los pensamientos de Le Cour, acogiendo en sus ideales una mezcla heterogénea de
distintos cultos, corrientes filosóficas, doctrinas y terapias.
Desde el lado opuesto a esta corriente,
el cardenal belga Gofried Dannels define la nueva era de manera subjetiva: ``No
es una religión, pero es por lo menos religiosa; no es una filosofía, pero es
por lo menos una visión del hombre y del mundo; así como una clave de interpretación;
no es una ciencia, pero se apoya en leyes científicas, aunque haya que buscarla
entre las estrellas. El New Age es una nebulosa que contiene esoterismo y
ocultismo, pensamiento mítico y mágico respecto a los secretos de la vida y una
pizca de cristianismo, todo revuelto con ideas que proceden de la astrofísica´´.
Según el psicólogo y experto en sectas
Miguel Perlado, este concepto ha cambiado a lo largo de la historia. Ya no se
trata de gurús con barbas y túnicas largas sino de conferenciantes con buen
aspecto, responsables de la dirección de cursos y que adecuan el lenguaje a la época
actual. “Estos se basan en el cuidado de ti mismo sea física, mental o
espiritualmente”, explica Perlado. La definición de secta dista mucho de
aquellos grupos canónicos o grupos religiosos. Perlado defiende que las sectas no
guardan vínculos con la religión, pues estas tienes un propósito oscuro detrás.
“Todo lo que ellos buscan es dominar tu
mente”, expone este estudioso de las sectas. Toda aquello que te define como
persona queda supeditado a la voluntad de un líder y sus objetivos. Pues este
posee información fundamental de cada persona: estudios, relación sentimental, aficiones.
En definitiva, “todo lo que tu entendías de ti mismo, todo se va subvirtiendo
en el seno de una secta”, dice Perlado.
La New Age expone un cambio entre la
sacralización y la secularización. El punto central del ser humano deja de ser
lo misterioso y lo mágico y pasa a tener una cosmovisión laica y secularizada,
donde las realidades cósmicas y humanas son las más importantes. Los seguidores
de este movimiento son defensores del relativismo postmoderno, en el que no hay
una verdad absoluta sobre nada y todo es subjetivo, declarando en muchas
ocasiones que hay ``una verdad, pero muchos caminos´´. Un pensamiento similar
al del budismo primitivo de: ``muchos caminos, una montaña´´.
Son seguidores, a su vez, del
individualismo postmoderno. Uno de los puntos más atractivos es la falta de
ortodoxia oficial. Rechazan cualquier tipo de doctrina. Moldeando su
espiritualidad en función de lo que requiera el aquí y el ahora. La experiencia espiritual no se basa en la
oración repetitiva, sino que se convierte en un monólogo en busca del propio
`yo´. El individuo enfoca su atención en la unión del universo con técnicas
como la meditación, las experiencias y rituales de conciencia colectiva.
En el pasado, el ser humano estaba más
preocupado por lo que pasaría después de la muerte que lo que este mundo
presentaba. Lleno de dolor y desavenencias. Pero esta corriente ha modificado
el juego, y aunque el miedo a la muerte sigue presente empujando a las personas
a creencias que contemplan una vida eterna, los `new ages´ están más atento al
aquí y ahora. La salvación del paraíso se ha convertido en la salvación
terrenal y la divinidad está presente. La importancia del bienestar en la vida
gobierna en todos los ámbitos, ya sean espirituales, materiales o emocionales
sin discriminación alguna.
La corriente New Age crea a nuevos individuos
postmodernos, libres y únicos, cuya experiencia es lo más importante. Aún más
allá de esta filosofía revolucionaria, practican ciertas terapias y prácticas
curativas disfrazadas con matices de la ciencia oficial. Por tanto, este
relativismo no es meramente espiritual, sino que se extiende a las teorías
físicas. Esta comunidad considera la realidad como una experiencia subjetiva.
La New Age es una miscelánea de
corrientes y creencias donde impera el interés de llevar estas suposiciones a
la práctica, de modo que se observa ocasiones, en las cuales se ha empleado la
física cuántica para curar a las personas, reiki para arreglar chacras y más
herramientas `curativas´.
Además, esta corriente ha penetrado en
todas las esferas políticas, sociales, culturales y religiosas, y ha
revolucionado el pensamiento tradicional de occidente. No se trata de una nueva
corriente que haya puesto de moda por impulsos comerciales, sino que existen
necesidades religiosas, existenciales y espirituales que, por distintas
razones, el cristianismo no ha satisfecho a la sociedad. La Iglesia es
consciente de que ``La Nueva Era resulta atractiva sobre todo porque mucho de
lo que ofrece colma el hambre que con frecuencia las instituciones oficiales
dejan insatisfecha´´, afirma el Consejo Pontificio para el Dialogo
Interreligioso.
Con el impulso de las nuevas tecnologías
y, por ende, las redes sociales en los últimos años han provocado completamente
una nueva sociedad. La facilidad y la velocidad con que se puede comunicar e
informar es una de las razones por las que la Nueva Era ha atraído la atención
de personas de diversas edades y ambientes.
REIKI
La mayoría de las pseudoterapias saltan
las reglas de la ciencia. Hay que tener mucha fe para poner la salud de uno en
manos de alguien que te hace supuestas curaciones mágicas sólo con sus dedos.
Este tipo de prácticas siguen presentes en España pese a las constantes
denuncias de pacientes y colectivos. Un caso de curación frustrada se dio en
2018 en Girona. Una mujer falleció por un cáncer de mama tras seguir las
recomendaciones de un curandero. Y peor aún: ciertas prácticas carentes de
sustento científico se han estado llevando a cabo en hospitales públicos
durante la última década.
Incluso en los tablones de anuncios de
los hospitales se permitía la publicidad sobre cursos de reiki que más lejos de
la realidad son muy elevados económicamente. No fue hasta mediados de 2017
cuando el Gobierno de la Comunidad de Madrid prohibió cualquier atisbo de
promoción o prácticas de medicina alternativa en sus instalaciones sanitarias.
El reiki es una técnica de supuesta
sanación. Fue divulgada por el monje zen japonés Mikao Usui en 1922. Usui
afirmó haberla redescubierto después de alcanzar la iluminación tras un retiro
espiritual. Esta metodología se basa en la creencia de que existe una energía
que fluye libremente por todos los elementos del universo que canaliza a través
del reiki y permite al practicante tratar enfermedades físicas o emocionales.
En España, en abril de 2018 el
departamento de la facultad de Farmacia de la Universidad de Salamanca decidió
prescindir de la asignatura optativa de `Medicamentos homeopáticos´,
convirtiéndose esta en la última universidad pública del país en ofertar este
tipo de estudios. Esta medida fue tomada por la entonces ministra de Sanidad,
Dolores Montserrat.
De manera similar a España, una buena
parte de los hospitales de Europa y, principalmente, Estados Unidos siguen
utilizando este método terapéutico y sanador complementario.
El Reiki es un `don´ que se aprende,
aunque para ello debes tener algunas características curadoras innatas, según
algunos iniciados. Una de las maestras de reiki españolas más destacas es Gemma
Cazorla, quien se define en su página web de Linkedin como: `` Maestra de Reiki
Sistema Tradicional Usui, Reiki Okuna, Tere Mai, Egipcio y Krauna, Doula,
Terapeuta y formadora de Técnica Metamórfica, Terapeuta de Aromaterapia, Flores
de Bach, Eséncias de Findhorn y Distribuidora de Holosíntesis´´.
Una práctica que maneja diversos
conceptos técnicos como los `chakras´, que son los centros que tenemos en
nuestro cuerpo. Según, los seguidores de esta corriente, si estos chakras se
bloquean, provoca que la energía no fluya y el cuerpo comience a debilitarse.
Otro concepto es el `aura´, un campo energético que todos los seres humanos
poseemos y que nos envuelve en un halo de luz.
El Ministerio de Sanidad de España
reconoce la carencia de pruebas que ayuden a evaluar la eficacia de las
técnicas no médicas convencionales. En 2011, el Gobierno realizó el primer
documento oficial sobre terapias naturales, identificando 139, entre ellas el
reiki, clasificándola en ``técnicas sobre la base de la energía´´.
James Randi y su fundación homónima
ofrecen un millón de dólares a la persona que sea capaz de demostrar la
existencia de cualquier suceso paranormal de forma objetiva e invita a
participar a aquellos curanderos del `toque terapeutico´.
Sabino compara estas prácticas con los
milagros. Todo depende de la fe de cada persona. Según Sabino, estas técnicas tratan
de convencer a un enfermo de que se ha curado, pero en muchas ocasiones “es
falso, puedes trabajar durante veinte días, pero volver a estar peor. Pero si
me hablas de Lourdes o Fátima, depende de la fe en Dios”, explica el fraile.
Emily Rosa, una estadounidense de nueve
años, desmontó la teoría del `reiki curativo´ en un proyecto de ciencias para
su colegio. Rosa diseñó un experimento elemental. Su procedimiento fue coger un
trozo de cartón y dejarlo sobre la mesa, como si fuera el caparazón de una
tortuga. Le hizo dos agujeros para que las manos del curandero quedaran
apoyadas sobre la mesa hacia arriba del lado de su cliente. El hipotético
paciente ponía una de sus manos sobre las del terapeuta, a distancia suficiente
para que no detectara calor. Si éste detestaba algún tipo de energía, el sujeto
tenía que acertar sobre cuál de sus manos había puesto la suya, el paciente.
Sus resultados apuntaron que los tocadores terapéuticos acertaron sólo el 44%
de las oportunidades.
La sociedad actual, a diferencia de la
remota medieval, vive en un secularizado mundo. Cualquiera puede tener su Dios,
a imagen y semejanza de cómo un grupo de personas lo imaginan. En esa línea
crean, a su vez, su propia filosofía y dogmas. Y lo más impactante, su propia
ciencia curativa, la cual ha dejado miles de muertes alrededor del mundo por
ampararse en consejos de personas `expertas´ en una materia sin base
verificada. El cáncer es algo muy serio y no es culpa de los pensamientos de la
persona. Hacer algo así es tan miserable como tirar a una persona al mar. La
sociedad del siglo XXI está expuesta, de manera considerable, a caer en el
sectarismo.