viernes, 14 de marzo de 2025

FORREST GUMP

 


Ficha técnica

Título: Forrest Gump

Año: 1994

Director: Robert Zemeckis

Género: Drama, comedia, romance

Duración: 142 minutos

Nacionalidad: Estados Unidos

 

Es imposible halar del cine de los 90 sin mencionar Forrest Gump, una película que marcó a toda una generación y que, a día de hoy, sigue siendo objeto de análisis por su impacto cultural. Ganadora de seis premios Oscar, entre ellos Mejor Película y Mejor Director, esta obra maestra de Zemeckis no solo es un viaje a través de la historia estadounidense del siglo XX, sino también una profunda reflexión sobre el destino, la perseverancia y el amor. Revisitarla nos permite analizarla desde nuevas perspectivas y valorar su legado cinematográfico.

Forrest Gump sigue la vida de un hombre con discapacidad intelectual, Forrest Gump (Tom Hanks), cuya bondad y determinación lo llevan a participar en momentos clave de la historia estadounidense, desde la guerra de Vietnam hasta el nacimiento del movimiento hippie. Su amor incondicional por Jenny (Robin Wright), su amistad con Bubba (Mykelti Willamson) y el teniente Dan (Gary Sinise) moldean su camino. Pese a su ingenuidad, Forrest logra éxitos extraordinarios, convirtiéndose en atleta, soldado condecorado y empresario millonario, todo mientras busca su lugar en el mundo.

El filme utiliza la técnica del flashback con una narración en primera persona. Sentado en un banco, Forrest relata su vida a diversos desconocidos que lo escuchan con reacciones de incredulidad y asombro. Esta estructura permite una conexión directa con el espectador, que ve el mundo a través de su particular inocencia y optimismo. La película combina hábilmente eventos reales con la ficción, lo que convierte en un testimonio histórico subjetivo pero entrañable.

Tom Hanks entrega una interpretación inolvidable, dotando a Forrest de ternura y carisma. Su actuación equilibra la simplicidad del personaje con una profundidad emocional que evita caer en la caricatura. Robin Wright construye a Jenny como un reflejo de la lucha y el dolor de una generación marcada por los traumas familiares y los excesos. Gary Sinise, como el teniente Dan, ofrece una de las mejores evoluciones de la historia del cine, del resentimiento a la redención.

Zemeckis y el director de fotografía Don Burgess logran una estética cuidada, con un uso magistral de la iluminación y la paleta de colores para reflejar cada etapa de la vida de Forrest. Las escenas de Vietnam, con su caótica atmósfera, contrastan con la serenidad de los paisajes de Alabama. El CGI se usa de manera innovadora para insertar a Forrest en imágenes históricas junto a figuras como John F. Kennedy y John Lennon, un logro impresionante para la época.

El film se caracteriza por movimientos de cámara fluidos que siguen la acción con naturalidad. Los planos generales destacan la grandiosidad de los paisajes y los eventos históricos, mientras que los primeros planos refuerzan la emotividad de los personajes. En la icónica escena de la carrera de Forrest a través del país, la cámara lo sigue con viajes largos que subrayan su incansable espíritu.

La película recorre eventos cruciales de la historia de Estados Unidos, desde la segregación racial hasta el escándalo de Watergate. Muestra la evolución de la sociedad a través de los ojos de un hombre que, sin ser plenamente consciente de su entorno, impacta de forma inesperada en la historia. Es una crítica sutil al Sueño Americano, pues mientras Forrest prospera sin buscarlo personajes como Jenny, que encarnan la rebeldía y la búsqueda de un sentido más profundo, sufren las consecuencias de sus elecciones.

Forrest Gump plante una cuestión fundamental: ¿Somos dueños de nuestro destino o simples hojas arrastradas por el viento? Forrest encarna la pureza de la existencia, demostrando que la bondad y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo. Su historia desafía la idea de que la inteligencia es el único camino al éxito y sugiere que el amor, la lealtad y la simpleza pueden ser igual de poderosos. La película nos invita a reflexionar sobre cómo enfrentamos la vida y cuál es el verdadero significado del éxito.

Forrest Gump es mucho más que un drama emotivo, es una exploración de la historia, la moral y la naturaleza humana. Su impacto perdura porque, más allá de sus logros técnicos y narrativos, nos recuerda que la vida es impredecible y que, a veces, todo lo que poder hacer es seguir corriendo. Como dice Forrest: “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”.


jueves, 13 de marzo de 2025

King Kong (2005)


 

En el año 2005, Peter Jackson, tras su exitosa trilogía de El Señor de los Anillos, nos regaló una nueva versión del clásico King Kong. Con una duración de 187 minutos, esta superproducción de aventuras, fantasía y acción nos transporta a los años 30 en plena Gran Depresión, capturando el espíritu del cine clásico con una puesta en escena espectacular. Con un guion coescrito por Jackson, Fran Walsh y Philippa Boyens, y una banda sonora compuesta por James Newton Howard, la película rinde homenaje a la versión original de 1933 mientras la moderniza con los avances tecnológicos del nuevo milenio.

La razón por la que esta película merece revisión crítica no radica solo en su ambiciosa producción, sino en su impacto dentro del cine de aventuras contemporáneo. Jackson nos ofrece una historia que, aunque conocida, se enriquece con su capacidad para profundizar en la emocionalidad de sus personajes, la espectacularidad de sus enfoques visuales y la meticulosa recreación de la Isla Calavera y la ciudad de Nueva York. King Kong no es solo un despliegue de tecnología digital, sino una historia que habla de la ambición humana, la compasión y la tragedia de ser un incomprendido.

El relato nos presenta a Ann Darrow (Naomi Watts), una actriz de vodevil que atraviesa dificultades económicas y que es reclutada por el excéntrico cineasta Carl Denham (Jack Black) para rodar una película en una misteriosa isla. Acompañados por el dramaturgo Jack Driscoll (Adrien Brody) y un variopinto equipo de filmación, llegan a la enigmática Isla Calavera, donde descubren un mundo olvidado en el tiempo, habitado por criaturas prehistóricas y, por supuesto, por Kong, un gorila gigantesco que desarrollará un vínculo especial con Ann. A medida que avanza, la ambición de Denham desencadena la captura de Kong y su traslado a Nueva York, donde el gorila será expuesto como una atracción de feria, solo para encontrar un destino tan trágico como inevitable.

Uno de los aspectos más sobresalientes del film es su impresionante dirección de arte y cinematografía. Andrew Lesnie, responsable de la fotografía, logra una composición visual hipnótica que oscila entre la calidez del cine clásico y la grandiosidad del CGI moderno. La iluminación en Nuevo York, con tonos fríos y sombras alargadas, contrasta con la selvática y caótica Isla Calavera, donde la cámara se mueve con dinamismo para capturar la tensión de cada secuencia.

Jackson emplea una técnica narrativa que juega con el suspenso y la emoción: la presentación de Kong no es inmediata, sino que construye con paciencia, permitiendo que su impacto se más poderoso cuando finalmente aparece en pantalla. La escena de la lucha contra los dinosaurios es un prodigio de montaje y efectos especiales, una secuencia de desafía a la lógica y nos sumerge en una fantasía brutalmente realista.

Noami Watts brilla en el papel de Ann Darrow, logrando una interpretación que equilibra la inocencia con la determinación. Su relación con Kong es el corazón emocional de la película, y a través de su mirada y el lenguaje corporal logra transmitir la humanidad que muchos niegan al gorila. Jack Black, es un registro diferente a su habitual comedia, encarna a Carl Denham con una mezcla de carisma y arrogancia, mientras que Adrien Brody, aunque cumple con su papel de héroe intelectual, queda un poco relegado de la narrativa.

Sin embargo, el verdadero protagonista es Kong. Creado a través de una innovadora captura de movimiento con la interpretación de Andy Serkis, el gorila gigante es una maravilla técnica y emocional. Sus expresiones, gestos y reacciones logran transmitir una complejidad sorprendente, dotando al personaje de una humanidad que hace que su trágico destino sea aún más impactante.

Peter Jackson logra con King Kong (2005) una superproducción que, a pesar de su extensión, mantiene al espectador cautivado gracias a su maestría visual, su narrativa emocionante y su puesta en escena. La película nos recuerda que, más allá de los efectos especiales y la acción desbordante, lo que realmente importa en el cine es la capacidad de emocionar y contar historias universales. Kong, en su mirada perdida en el skyline de Nueva York, es el reflejo de una tragedia atemporal: la de ser un majestuoso atrapado en un mundo que no lo comprende.

miércoles, 12 de marzo de 2025

El Bueno, el feo y el malo

 

Ficha técnica

Título original: Il buono, il brutto, il cattivo

Año: 1966

Dirección: Sergio Leone

Género: Western

Duración: 161 minutos

Nacionalidad: Italiana, España, Alemania Occidental

Hablar de El Bueno, el feo y el malo es hablar de una de las obras más icónicas del género western y del cine en general. Dirigida por el maestro Sergio Leone y con la música inconfundible de Ennio Morricone, esta película redefinió la estética del western, alejándose del clasicismo de Hollywood para ofrecer una versión más sucia, cínica y visualmente innovadora. Su impacto sigue siendo palpable casi seis décadas después, por lo que merece una revisión detallada.

En plena Guerra Civil estadounidense, tres forajidos compiten por encontrar un tesoro enterrado en un cementerio: Blondie (El bueno, interpretado por Clint Eastwood), un pistolero astuto con su propio código moral, Tuco (el feo, interpretado por Eli Wallach), un bandido carismático y despiadado, y Sentenza (El malo, interpretado por Lee Van Cleef), un asesino frío y calculador. A medida que avanzan en su búsqueda, sus caminos se cruzan en una serie de alianzas y traiciones, hasta culminar en un duelo legendario.

Leone construye la narrativa con un ritmo pausado pero tenso, utilizando largas escenas de tensión y violencia contenida, que explotan en momentos de acción intensa. Su estructura dividida en episodios recuerda a una novela picaresca donde cada personaje debe lidiar con las pruebas y trampas, lo que la convierte en una historia de aventuras disfrazada de western.

Uno de los puntos fuertes de la película es la tridimensionalidad de sus personajes. A diferencia de los westerns tradicionales, aquí no hay ni héroes ni villanos en el sentido clásico: los tres protagonistas son antihéroes con motivaciones egoístas.

-       Blondie (Clint Eastwood): Representa el estoicismo y la frialdad calculadora. Su interpretación minimalista, pero su presencia es magnética. Eastwood consolidó aquí su imagen de cowboy silencioso y letal.

-       Tuco (Eli Wallach): Es el personaje más complejo y humano. Wallach aporta un dinamismo y un humor negro que equilibra la frialdad de sus compañeros. Su expresividad y verborrea lo convierten en el más imprescindible.

-       Sentenza (Lee Van Cleef): Es la encarnación de la maldad implacable. Su porte amenazante y su mirada penetrante lo convierten en un villano memorable.

 

Leone introduce un estilo visual revolucionario para la época. Su uso del Techniscope le permitió jugar con encuadres amplios, resaltando la vastedad del desierto, alternando con primeros planos extremos los rostros de los personajes, creando una tensión asfixiante en los duelos. Las secuencias están coreografiadas con un ritmo casi operático, acompañadas por la música de Morricone, que se convierte en un personaje más de la historia.

El icónico triello final es una muestra de maestría cinematográfica. Leone utiliza el montaje paralelo para aumentar la tensión, jugando con los silencios, las miradas y el tiempo, logrando una de las escenas más recordadas del cine.

La banda sonora de Ennio Morricone es simplemente legendaria. Su tema principal, con esos silbidos y guitarras eléctricas, ha trascendido el cine para convertirse en parte de la cultura popular. Morricone no solo compuso un soundtrack, sino que diseñó paisajes sonoros que potencian la narración. Los sonidos de disparos, el eco del viento y los silencios dramáticos contribuyen a una atmosfera única.

El bueno, el feo y el malo influenció a generaciones de cineastas, desde Quentin Tarantino hasta Robert Rodríguez. Su estilo visual, su narrativa subversiva y su enfoque en antihéroes redefinieron el género. Además, consolidó el spaghetti western como un subgénero con identidad propia, demostrando que el western podía evolucionar.

Sergio Leone logró una obra maestra que trasciende el género. Con una dirección impecable, actuaciones inolvidables y una banda sonora icónica. El bueno, el feo y el malo sigue siendo una película de referencia. Es un western que desafía las convenciones, con una historia de traiciones y supervivencia que se siente atemporal. Sin duda, una de las mejores películas de la historia del cine.


martes, 11 de marzo de 2025

El Milagro del Padre Stu


 

Ficha técnica

Título original: Father Stu

Año: 2022

Dirección: Rosalind Ross

Género: Drama, biográfico

Duración: 124 minutos

País: Estados Unidos

El Milagro del Padre Stu es una película que ha generado gran interés dentro del círculo de cine inspirador y de fe, por su potente mensaje de redención y conversión. En un mundo donde el cine religioso muchas veces cae en el sentimentalismo o en narrativas predecibles, este filme logra destacarse con una historia cruda y realista. Es un buen momento para analizar su puesta en escena, la narrativa y su impacto, no solo desde el punto de vista cinematográfico, sino desde una reflexión católica.

Basada en hechos reales, la película cuenta la historia de Stuart Long (Mark Wahlberg), un exboxeador con una vida llena de excesos y sin un rumbo definido, que tras un grave accidente y una serie de eventos impactantes, encuentra su vocación en el sacerdocio. A pesar de enfrentar el escepticismo de su familia y una enfermedad degenerativa que complica su camino, Stuart persiste en su fe, demostrando como la voluntad y la gracias de Dios puede transformar una vida aparentemente perdida.

La historia es emotiva sin caer en la sobreexplotación del drama. Wahlberg ofrece una interpretación convincente y carismática, equilibrando la rudeza del personaje con su crecimiento espiritual. Mel Gibson, en el papel de su padre, complementa la narrativa con un arco propio de redención, lo que aporta profundidad a la historia familiar.

La película adopta un estilo realista, con escenarios que reflejan la dureza de la vida de Stuart: gimnasios desgastados, calles solitarias y bares oscuros contrastan con la solemnidad de las iglesias y los seminarios. Esta transición visual refuerza la transformación interna del personaje. La iluminación juega un papel clave en la escenografía; las escenas más crudas se presentan con tonos fríos y sombras marcadas, mientras que los momentos de fe y esperanza están acompañados de una luz más cálida y reconfortante.

La dirección de Rosalind Ross opta por un estilo de cámara cercano e íntimo. En los momentos de crisis del protagonista, se utilizan primeros planos y planos medios cerrados para saltar la expresividad de Wahlberg. En contraste, las escenas de diálogos reflexivos emplean encuadres abiertos, mostrando el entorno como un reflejo de su estado emocional. El ritmo de la edición es pausado cuando la historia lo requiere, permitiendo que los momentos de mayor carga emocional resuenen con el espectador.

La historia del Padre Stu es un testimonio de cómo Dios obra en la vida de las personas incluso en las situaciones más adversas. Su camino hacia el sacerdocio recuerda casos reales como el del Padre Donald Calloway, un exdelicuente que encontró su vocación tras una conversión radical. Además, la enfermedad degenerativa que enfrenta Stuart nos recuerda a santos como San Juan Pablo II, quien, a pesar del Parkinson, siguió su ministerio hasta el final.

La película también nos invita a reflexionar sobre la misericordia de Dios y la posibilidad de cambio. A veces, en la vida real, vemos a personas que han llevado una vida de pecado, pero que logran un cambio radical y se convierten en verdaderos ejemplos de fe. Esto también se refleja en la historia de San Agustín, quien pasó de una juventud desenfrenada a ser uno de los mayores teólogos de la Iglesia

El Milagro del Padre Stu es una película que logra impactar tanto a creyentes como a aquellos que buscan una historia inspirada de superación. Su realismo, excelente dirección, una puesta en escena cuidada y una narrativa bien construida la convierten en una obra digna de atención. Más allá de la pantalla, es un recordatorio de que Dios llama a las persona de maneras inesperadas y que la fe puede transformar hasta los corazones más endurecidos.

El Señor de los Anillos: La comunidad del Anillo

 

Ficha técnica

Título original: The Lord of the Ring: The Fellowship of the Ring

Año: 2001

Director: Peter Jackson

Género: Fantasía, Aventura

Duración: 178 minutos

País: Nueva Zelanda/Estados Unidos

Han pasado más de dos décadas desde el estreno de esta obra monumental, y su impacto en el cine sigue siendo innegable. Con la reciente remasterización en 4K y la constante influencia que ejerce en el género de la fantasía, es un buen momento para analizar por qué El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo es una de las mejores adaptaciones cinematográficas de la literatura.

La película sigue la historia de Frodo Bolsón (Elijah Wood), un hobbit de la Comarca que hereda un anillo con un poder maligno inmensurable. Acompañado por su amigo Sam (Sean Astin) y otros aliados, incluyendo Aragorn (Viggo Mortensen), Gandalf (Ian McKellen), Legolas (Orlando Bloom) y Gimli (John Rhys Davies), debe viajar a Mordor para destruir el Anillo Único antes de que caiga en manos del oscuro Sauron. La historia explora la lucha entre el bien y el mal, la corrupción del poder y la importancia de la valentía y la amistad.

Uno de los mayores aciertos de la película es la manera en que Peter Jackson consigue adaptar la vasta mitología de J.R.R. Tolkien sin perder su esencia. A pesar de algunas omisiones y cambios necesarios por cuestiones de ritmo cinematográfico, la narrativa se mantiene fiel al espíritu de la obra original. Se logra un equilibrio entre el desarrollo de los personajes y la construcción de un mundo creíble, donde cada región de la Tierra Media está cuidadosamente representada.

La dirección de Jackson es magistral. Cada escenario, desde la tranquilidad de la Comarca hasta la majestuosidad de Rivendel y la opresiva oscuridad de Moria, está meticulosamente diseñado. La película logra transmitir una sensación de escala épica, sin descuidar los momentos íntimos de los personajes. Además, la utilización de localizaciones reales en Nueva Zelanda aporta una autenticidad visual impresionante.

La cinematografía de Andrew Lesnie es una de las piezas clave del éxito del film. Con una combinación de planos aéreos, travellings envolventes y encuadres cerrados en momentos de tensión, la cámara refuerza el tono aventurero y emotivo de la historia. El uso innovador de la perspectiva forzada permitió que la diferencia de tamaño entre hobbits y humanos se sintiera natural.

En cuanto a los efectos especiales, la combinación de CGI y efectos prácticos sigue siendo impresionante. La creación de Gollum, aunque perfeccionada en las secuelas, ya comenzaba a mostrar el nivel de detalle que revolucionaría el uso de la captura en movimiento. También destaca la recreación de criaturas como los espectros del anillo y el Balrog de Moria, que transmiten un realismo sobrecogedor.

El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo no solo es una adaptación fiel y respetuosa de la obra de Tolkien, sino también una película revolucionaria en el género de la fantasía. Su narrativa bien construida, el impecable trabajo de dirección, la espectacular puesta en escena y los innovadores efectos especiales la convierten en una obra maestra del cine. A día de hoy, sigue siendo un referente ineludible para cualquier amante del cine y la literatura fantástica.


sábado, 8 de marzo de 2025

Parque Jurásico (1993)



 

Parque Jurásico (1993) es una película que marcó un antes y un después en el cine de cien ficción y aventuras. Dirigida por Steven Spielberg y basada en la novela de Michael Crichton, este filme combina innovadora efectos especiales con una historia emocionante y personajes memorables. Pero, ¿realmente resiste el paso del tiempo o es solo un producto de su época?

Spielberg, un maestro del cine de entretenimiento, logra una dirección impecable en Parque Jurásico. Su manera de generar tensión y suspense es digna de estudio. Un claro ejemplo es la icónica escena en la que el vaso de agua tiembla con la llegada del T-Rex: un simple detalle visual que anticipa el peligro de manera magistral. La narrativa es fluida, con un ritmo que equilibra la exposición científica con la acción y la supervivencia. Comparada con Tiburón (1975), también de Spielberg, esta película comparte la filosofía de “menos es más”, revelando las criaturas gradualmente para aumentar la intriga.

El guion, escrito por David Koepp, simplifica algunos conceptos de la novela original para hacerlos asequibles a un público más amplio. La historia gira en torno a un grupo de expertos invitados a un parque temático de dinosaurios clonados, que pronto se convierte en un caos cuando la tecnología falla y los depredadores escapan. Si bien la premisa es fascinante, algunos personajes quedan algo unidimensionales. Por ejemplo, el Dr. Alan Grant (Sam Neill) y la Dra. Ellie Sattler (Laura Dern) cumplen bien su rol, pero no evolucionan demasiado a lo largo de la historia. En contraste, el carismático Ian Malcolm (Jeff Goldblum) se roba la escena con su humor sarcástico y sus críticas al “jugar a ser Dios).

El elenco realiza interpretaciones adecuadas para sus roles, aunque sin grandes matices emocionales. Sam Neil y Laura Dern cumplen con solvencia, pero es Jeff Goldblum quien deja una marca imborrable con su actitud relajada y su particular forma de hablar. Richard Attenborough, como John Hammond, transmite tanto la visión idílica del parque como su ingenuidad ante los riegos. Los niños, interpretados por Joseph Mazzello y Ariana Richards, aportan el elemento de inocencia y vulnerabilidad necesario para conectar con el espectador.

Uno de los mayores logros de Parque Jurásico es su revelación en los efectos especiales. Con un presupuesto aproximadamente de 63 millones de dólares, Spielberg combinó animatrónicas de Stan Winston con CGI de Industrial Light and Magic para crear dinosaurios realistas. A día de hoy, muchos de estos efectos siguen siendo impresionantes, en especial el T-Rex y los velociraptores. La cinematografía de Dean Cundey resalta la majestuosidad de los dinosaurios y mantiene el suspenso con encuadres cerrados y movimientos de cámara calculados. La escena en la cocina con los raptores es un ejemplo perfecto de tensión visual.

La música de John Williams es otro punto fuerte. Su tema principal, una mezcla de asombro y aventura, se ha convertido en uno de los más icónicos del cine. La forma en que la música enfatiza los momentos de peligro y maravilla demuestra el talento de Williams para potenciar la narrativa a través del sonido.

El vestuario es funcional y creíble, sin demasiados artificios. Los diseños del parque, inspirados en zoológicos reales, ayudan a que la idea de un “safari prehistórico” parezca verosímil. El uso de colores terrosos y naturales refuerza la sensación de estar en un entorno salvaje.

Parque Jurásico no solo redefinió los efectos especiales en el cine, sino que también consolidó el género de aventuras con ciencia ficción. Influyó en películas posteriores como King Kong (2005) y Avatar (2009), y generó secuelas y un reinicio con Jurassic World (2015). Sin embargo, ninguna ha logrado capturar la magia del original.

A día de hoy, Parque Jurásico sigue siendo una película imprescindible. Aunque algunos personajes podrían haber sido mejor desarrollados, su dirección magistral, innovación técnica y capacidad para asombrar la convierten en un clásico indiscutible. Para quienes disfruten del cine de aventuras con un toque de ciencia ficción, sigue siendo una experiencia cinematográfica emocionante y envolvente.


Érase una vez… en Hollywood

 

Once Upon a Time… in Hollywood (2019) es una película dirigida por Quentin Tarantino, encuadrada en el género de drama y comedia negra. Con una duración de 161 minutos, esta producción estadounidense cuenta con un reparto de lujo encabezado por Leonardo DiCaprio, Brad Pitt y Margot Robbie. La cinta nos transporta a finales de los años 60 en Los Ángeles, en plena transformación de la industria cinematográfica y con la sombra de los crímenes de la Familia Manson en el horizonte.

Decidimos analizar esta película porque representa un punto culminante en la carrera de Tarantino, no solo por su homenaje al Hollywood de los años 60, sino porque muestra una evolución en su narrativa y puesta en escena. Además, su tratamiento de hechos históricos y el particular desenlace generaron una fuerte discusión entre críticos y público.

La historia sigue a Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), una ex estrella de la televisión que lucha por mantener su relevancia en una industria cambiante, y a Cliff Booth (Brad Pitt), su doble de acción y fiel amigo. A medida que Dalton se enfrenta a su declive profesional, Booth deambula por Los Ángeles, cruzándose con la siniestra presencia de la Familia Manson. Paralelamente, se presenta la figura de Sharon Tate (Margot Robbie), quien simboliza el esplendor y la inocencia del Hollywood de la época. Tarantino reinterpreta los hechos históricos con un giro inesperado, ofreciendo una versión alternativa y catártica de la tragedia real.

La puesta en escena es meticulosamente detallada, con una recreación fidedigna de Los Ángeles de los 60, desde la cartelería hasta los automóviles y vestuario. Tarantino utiliza encuadres amplios para capturar la nostalgia de la época, junto con travellings y planos secuencia que sumergen al espectador en la acción. La posición de las cámaras es deliberadamente clásica, evocando el cine de la época dorada de Hollywood.

El uso del montaje es la clave. Las escenas de Rick Dalton en los sets de filmación contrastan con la fluidez de la vida cotidiana de Cliff Booth, generando una narrativa fragmentada pero cohesionada. Además, la iluminación y la paleta de colores cálidos refuerzan el tono nostálgico de la historia. En cuanto a la banda sonora, Tarantino vuelve a hacer gala de su habilidad para seleccionar canciones emblemáticas que refuercen la ambientación y el carácter de cada escena.

Tarantino, fiel a su estilo, llena la película de referencias del cine clásico y a la cultura pop de los 60. Se pueden encontrar homenajes a Sergio Leone, Sam Peckinpah y la televisión western de la época. También se nota la influencia del nuevo Hollywood, que comenzaba a emerger en ese período, con directores como Scorsese y Coppola redefiniendo la industria.

En términos de actuaciones, DiCaprio se luce al interpretar a un actor en crisis, con una mezcla de vulnerabilidad y arrogancia que lo hace profundamente humano. Brad Pitt, por su parte, construye un personaje carismático y relajado, cuya presencia roba la pantalla en cada escena. Margot Robbie, aunque con menos líneas de diálogo, logra transmitir la escena de Sharon Tate a través de su expresión y lenguaje corporal.

Érase una vez… en Hollywood es un homenaje melancólico y personal de Tarantino al cine y a la cultura que se desvanecía. Si bien su ritmo pausado y su atípica estructura narrativa pueden no ser del agrado de todos, su riqueza visual, su diálogo con la historia del cine y su reinterpretación de los hechos reales la convierten en una obra imprescindible. Con un desenlace que subvierte la tragedia y un amor palpable por el séptimo arte, Tarantino firma una de sus películas más maduras y emotivas.


La Iglesia entre la fe y el poder

  “Vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y sígueme”, dijo Jesús. Pero basta con mirar al Vaticano para ver que algo no cuadra. Jesús...