Jesús Archivet
Los efectos del cambio climático causado por el hombre son
tan abrumadores que incluso están alterando el tiempo – más de lo que se
pensaba-, según los científicos. Los cambios son pequeños, sí, (algunos
milisegundos por día), pero en nuestro mundo permanentemente conectado y de
alta tecnología, podría tener un impacto importante en sistemas informáticos
tan habituales como la navegación por GPS.
Así lo confirman sendos estudios publicados en la revista
Proceedings of the National Academy of Sciences y en Nature Geoscience que
muestran que, a medida que las capas de hielo en los polos de la Tierra se van
derritiendo, la redistribución de masa resultante del aumento del nivel del mar
está aumentando la duración del día a “un ritmo sin precedentes”. La consecuencia
es que los días son cada vez más largos a medida que las temperaturas globales
siguen aumentando.
Los científicos examinaron un período de 200 años, abarcando
desde 1900 hasta 2100, empleando tanto datos de observación como modelos
climáticos para entender cómo el cambio climático ha influido en la duración
del día en el pasado y prever su impacto en el futuro. Descubriendo que la
influencia del cambio climático en la duración del día ha crecido de manera
considerable.
No nos resulta ajeno que la duración de los días en la
Tierra haya ido modificándose, aumentando gradualmente unos pocos milisegundos
por siglo debido sobre todo a la atracción gravitacional de la Luna, que ha gradualmente
la rotación de la Tierra, así como al proceso de ajuste isostático glacial,
esto es, el movimiento de la roca fundida en el manto del planeta hacia las
regiones polares.
Pero la situación se torna más drástica cuando el impacto
del derretimiento de las capas de hielo y los glaciares del Ártico y la Antártida
están impulsando ese cambio. El agua de las regiones polares fluye hacia los océanos
del mundo, y especialmente hacia la región ecuatorial. El nivel del mar no ha
parado de aumentar desde que inauguremos el siglo XX y la Tierra está
achatándose aún más como consecuencia de todo esto.
“Esto significa que se está produciendo un cambio de masa
que afecta a la rotación de la Tierra”, explica Benedikt Soja, profesor de Geodesia
Espacial en el Departamento de Ingeniería Civil, Ambiental y Geomática de la
ETH Zurich. “Es como cunado un patinador artístico hace una pirueta, primero
acerca los brazos al cuerpo y luego los estira”. La rotación se vuelve más
lenta porque las masas se alejan del eje de rotación, aumentando la inercia
física. Y, si la Tierra gira más lentamente, los días se hacen también más
largos.
El número de horas, minutos y segundos que componen cada día
en la Tierra está dictado por la velocidad de rotación de la Tierra, que está
influenciada por un complejo conjunto de factores como el mencionado
derretimiento del hielo polar debido al cambio climático.
Los científicos ya habían establecido una asociación entre
el derretimiento del hielo polar y que los días estén siendo más largos, pero
la nueva investigación sugiere que el calentamiento global tiene una influencia
mayor en el tiempo de lo que han demostrado estudios anteriores e incluso
recientes. La consecuencia directa es que el día se alargue 1,33 milisegundos
por siglo.
Pero la situación no termina aquí: si las emisiones de gases
de efecto invernadero continúan incrementándose sin control como hasta ahora,
los investigadores prevén que el impacto del cambio climático en la duración
del día podría llegar a una tasa de 2,62 milisegundos por año hacia finales del
siglo XXI: algo que, sin duda, pone de manifiesto la magnitud del impacto del
cambio climático moderno en nuestro planeta.
“El cambio climático está provocando que el eje de rotación
de la Tierra se mueva y parece que la retroalimentación de la conservación del
momento angular también está cambiando la dinámica del núcleo de la Tierra”,
aclara Soja. “Por lo tanto, el actual cambio climático podría incluso estar
afectando a procesos en el interior de la Tierra y tener un alcance mayor de lo
que se suponía anteriormente”, concluye Kiani Shahvandi, coautor de la investigación.
“Este estudio es un gran avance porque confirma que la
preocupante pérdida de hielo que están sufriendo tanto Groenlandia como la Antártida
tiene un impacto directo en la duración del día, provocando que nuestros días
se alarguen. Este hecho se ha podido demostrar y cuantificar de forma rigurosa,
empleando para ello multitud de observaciones geodésicas y modelos que intentan
descubrir de manera fehaciente hacia dónde se desplaza el agua que proviene del
deshielo de las zonas polares”, comenta a Science Media Santiago Belda,
investigador distinguido en el Grupo de Geodesia y Dinámica Espacial del Departamento
de Matemática Aplicada de la Universidad de Alicante.
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