domingo, 26 de mayo de 2024

Fascismo y falangismo. Diferencias y convergencias

 


Por: Jesús Archivet



En el escenario político europeo del siglo XX, dos ideologías autoritarias se destacaron por su capacidad para movilizar masas y consolidar regímenes totalitarios: el fascismo italiano y el falangismo español. Aunque ambos movimientos comparten rasgos comunes y frecuentemente se les agrupa bajo el paraguas del autoritarismo de de derechas, existen diferencias significativas que merece la pena explorar.


El fascismo nació en Italia bajo el liderazgo de Benito Mussolini en 1919. Este movimiento se caracterizó por una ideología nacionalista extrema, el culto al líder, y la glorificación de la violencia y la guerra como medios para alcanzar la grandeza nacional. Mussolini aspiraba a la creación de un Estado totalitario que controlara todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos, desde la economía hasta la cultura, pasando por la educación y la propaganda.


El fascismo italiano se centró en la idea de una revolución permanente, donde el Estado era visto como un organismo en constante cambio y expansión. El concepto de corporativismo jugó un papel central, proponiendo la cooperación entre clases bajo la supervisión del Estado, eliminando así los conflictos de clase en favor de una unidad nacional.


Por otro lado, el falangismo español, encabezado por José Antonio Primo de Rivera, emergió en la década de 1930 como una reaccion a la inestabilidad política y social de la Segunda República Española. La Falange Española y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista) compartía con el fascismo italiano la exaltación de la nación y el rechazo al liberalismo y al comunismo. Sin embargo, el falangismo incorporó elementos únicos de las historia y la cultura española.


La Falange promovía una síntesis de nacionalismo y sindicalismo, donde se combinaban la tradición católica y la idea de una comunidad orgánica basada en la familia, el municipio y los sindicatos verticales. A diferencia del corporativismo fascista, el falangismo enfatizaba la solidaridad entre españoles y un retorno a valores tradicionales, aunque también pretendía ser una fuerza revolucionaria que buscaba transformar la socidad española.


Ambos movimientos compartían un desprecio por la democracia liberal y el parlamentarismo, así como una oposición feroz al marxismo. Sin embargo, mientras que el fascismo italiano aspiraba a una modernización radical y expansiva, el falangismo español se inclinaba más hacia la preservación de elementos tradicionales y un enfásis en la identidad católica.


En términos de implementación, el régimen franquista en España, aunque incorporó elementos de la Falange, nunca adoptó plenamente la visión falangista de una revolución nacional-sindicalista. Francisco Franco, más pragmático, prefirió una mezcla de autoritarismo militar con influencias falangistas, conservadoras y clericales.


La comparación entre fascismo y falangismo revela la complejidad y diversidad dentro del espectro de autoritarismo de derechas en Europa. Mientras que ambos movimientos compartieron objetivos comunes de control total del Estado y rechazo a las ideología de izquierda, sus métodos y filosofías subyacentes presentaron diferencias significativas. Entender estas diferencias es crucial para comprender cómo cada ideología moldeó su respectivo país y cómo sus legados continuán influyendo en la política contemporánea.


Aunque el fascismo y el falangismo a menudo se confunden o se usan indistintamente en el discurso popular, una mirada más cercana revela diferencias profundas en sus orígenes, objetivos y métodos. Esta comprensión en esencial no solo para los historiadores, sino para todos aquellos interesados en las dinámicas del poder y la política en el siglo XX y más allá.

sábado, 25 de mayo de 2024

Irene Montero denuncia el doble rasero en el apoyo a Ucrania y el abandono de los pueblos saharaui y palestino

 

Por: Jesús Archivet.

 

En una jornada carga de reivindicaciones y compromiso, la cabeza de lista de Podemos para las elecciones europeos, Irene Montero, ha lanzado un contundente mensaje contra la Unión Europea. “La UE es hoy pura hipocresía”, afirmó Montero este sábado en el mitin central de la Fiesta de la Primavera de Podemos, celebrado en el barrio madrileño de Vallecas. Sus palabras resonaron con fuerza, especialmente en un contexto donde el cinismo de las políticas europeas se hace cada vez más evidente.

Montero denunció la incoherencia de una Unión Europea que no duda en enviar armas a Ucrania, mientras da la espalda a los pueblos saharaui y palestino, “dejándolos tirados” al apoyar a Marruecos y siendo cómplice del “Estado genocida de Israel”. Esta acusación no es nueva, pero cobra una especial relevancia en medio de una campaña electoral que se vislumbra decisiva para el futuro de Europa y sus relaciones internacionales.

La crítica de Montero pone en evidencia el doble rasero de la UE. Por un lado, se presenta como defensora de la paz y los derechos humanos, mientras que, por otro, perpetúa el sufrimiento de pueblos que llevan décadas luchando por su autodeterminación y justicia. El pueblo saharaui, abandonado a su suerte por la comunidad internacional, sigue sufriendo la ocupación marroquí, mientras que los palestinos enfrentan diariamente la opresión de un estado que no duda en utilizar la violencia para mantener su dominio.

La Fiesta de la Primavera de Podemos se ha convertido en un espacio de encuentro y reflexión, donde las voces críticas encuentran eco y apoyo. Este sábado, el evento contó con la participación de varias mujeres activistas por la paz, cuyas intervenciones subrayaron la necesidad de una política exterior europea coherente y justa. La presencia de Pablo Iglesias, ex secretario general de Podemos, en una mesa redonda sobre geopolítica, añadió un matiz de profundidad y experiencia a las discusiones.

Iglesias, conocido por su análisis agudo y crítico, aportó su visión sobre la situación geopolítica actual, destacando la urgencia de un cambio de rumbo en las políticas europeas. Sus palabras resonaron en una audiencia ávida de propuestas y soluciones concretas que pongan fin a las injusticias que sufren los pueblos saharaui y palestino.

Este acto, más allá de ser un evento de campaña, se erigió como un grito de denuncia conta la hipocresía de una Unión Europea que se llena la boca de discursos sobre democracia y derechos humanos, pero que en la práctica apoya regímenes que violan sistemáticamente estos principios. Irene Montero y Podemos llaman a una reflexión profunda y a una acción decida para construir una Europa verdaderamente solidaria y justa.

La campaña de las elecciones europeas del 9 de junio promete ser intensa, con Podemos alzando la bandera de la justicia y la coherencia en política exterior. Las palabras de Montero son un recordatorio de que, en un mundo lleno de complejidades y desafíos, es necesario mantener una postura firme y ética, denunciando las injusticias y trabajando incansablemente por un futuro mejor para todos los pueblos.


viernes, 24 de mayo de 2024

El polvorín del Estrecho de Taiwán

 

Por: Jesús Archivet

 

Las recientes declaraciones del presidente taiwanés, Lai Ching Te, han vuelto a encender las alarmas en el tablero geopolítico del Este Asiático. China ha respondido con contundencia, acusando a Lai de “jugar con fuego” y de “empujar a la isla a la guerra”. Estos términos no son meramente retóricos; son el reflejo de una tensión que podría tener implicaciones globales de gran envergadura.

La raíz del conflicto se encuentra en la política de “una sola China”, un principio que Beijing sostiene como innegociable. Según esta doctrina, Taiwán es una provincia rebelde que, tarde o temprano, debe ser reunificada con el continente. Cualquier insinuación de independencia por parte de los líderes taiwaneses es vista por el gobierno chino como una provocación directa y una amenaza a su soberanía nacional.

El presidente Lai Ching Te, con sus declaraciones, parece cuestionar este principio, lo que ha llevado a una respuesta furiosa de Beijing. Acusar a un líder de “jugar con fuego” es una advertencia clara de que las acciones taiwanesas están llevando la situación al borde del conflicto armado. Y en el lenguaje diplomático chino, estas palabras no son una exageración; son un aviso de que China está dispuesta a tomar medidas drásticas si considera que su integridad territorial está en juego.

La cuestión taiwanesa es una de las piezas clave en la geopolítica actual. El estrecho de Taiwán no es solo una frontera marítima; es una línea de división entre dos modelos de gobernanza, dos visiones del mundo y, en última instancia, dos potencias militares con capacidad de desatar un conflicto de proporciones incalculables. Estados Unidos, que ha mantenido un apoyo tácito a Taiwán bajo el Acta de Relaciones con Taiwán de 1979, observa con atención cada movimiento, sabiendo que cualquier escalada podría arrastrar a la primera potencia mundial a una confrontación directa con China.

El juego de poder en torno a Taiwán no es un mero asunto regional; tiene ramificaciones globales. En un mundo cada vez más multipolar, donde la influencia China se extiende a través de iniciativas como la Nueva Ruta de la Seda, el control sobre Taiwán representa no solo una cuestión de prestigio, sino también una de dominio estratégico en el Pacífico.

La respuesta de China a las declaraciones de Lai Ching Te también debe entenderse en el contexto de su política interna. Bajo el liderazgo de Xi Jinping, el Partido Comunista Chino ha adoptado una postura más asertiva en sus reclamaciones territoriales, desde el Mar de China Meridional hasta la frontera con India. El discurso de firmeza ante cualquier desafío a la soberanía nacional es una herramienta de consolidación interna y de proyección de poder hacia el exterior.

Para Taiwán, la situación es igualmente compleja. La isla ha logrado construir una democracia vibrante y una economía pujante, pero lo ha hecho bajo la sombra constante de una posible invasión. La estrategia de sus líderes ha sido buscar un equilibrio entre afirmar su autonomía y evitar provocar una respuesta militar de Beijing. Sin embargo, cada declaración y cada acto simbólico puede alterar este frágil equilibrio.

En este escenario, la comunidad internacional juega un papel crucial. Las potencias occidentales, particularmente Estados Unidos y sus aliados en la región, deben calibrar su apoyo a Taiwán de manera que se disuada a China de cualquier acción agresiva sin provocar una escalada innecesaria. Al mismo tiempo, deben trabajar para evitar que las tensiones en el estrecho de Taiwán se conviertan en el detonante de un conflicto más amplio que podría arrastrar a múltiples naciones a una guerra.

La acusación de China al presidente taiwanés de “jugar con fuego” es un recordatorio de que la paz en el estrecho de Taiwán es frágil y que cualquier chispa puede desencadenar una conflagración de consecuencias impredecibles. La diplomacia, la disuasión y el diálogo deben ser las herramientas para evitar que esta región estratégica se convierta en el epicentro de la próxima gran crisis geopolítica.


jueves, 23 de mayo de 2024

La retórica peligrosa de Isabel Díaz Ayuso

 



 

Por: Jesús Archivet Maroto

 

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a demostrar su afición por la demagogia incendiaria con sus recientes declaraciones en la Asamblea de Madrid. Al compara la situación del conflicto israelí-palestino con la lucha contra ETA en España, Ayuso no solo ha mostrado una profunda ignorancia histórica, sino que también ha evidenciado una temeridad irresponsable que debería ser motivo de preocupación para todos los demócratas.

Díaz Ayuso afirmó que “pretenden que las democracias hagan con Hamás lo mismo que con ETA: tú mata, que yo te daré una comunidad autónoma; tú mata, que yo te daré un Estado”. Esta declaración, emitida un día después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciará que España reconocerá la próxima semana a Palestina como Estado, no solo es falaz y simplista, sino que también es un ejemplo perfecto de cómo ciertos políticos están dispuestos a utilizar el dolor de las víctimas del terrorismo para sus propios fines partidistas.

Primero, es fundamental aclarar que comparar a ETA con Hamás es un error categórico. ETA fue una organización terrorista que surgió en un contexto específico de la dictadura franquista y la posterior transición a la democracia en España. Su lucha, aunque injustificable y condenable, estaba enraizada en un conflicto nacionalista interno. Hamás, por otro lado, es una organización que opera en un contexto de ocupación y conflicto internacional, con una dinámica y unas implicaciones geopolíticas completamente diferentes. Equiparar ambas situaciones no solo demuestra una falta de compresión histórica, sino que también trivializa los sufrimientos de ambos pueblos.

Segundo, la estrategia de utilizar el miedo y el odio como herramientas políticas es una táctica que hemos visto demasiadas veces en la historia, y que siempre acaba mal. Ayuso está jugando con fuego al sugerir que la política de reconocimiento de Palestina es equiparable a un apoyo al terrorismo. Este tipo de retórica solo sirve para polarizar aún más a la sociedad, fomentar el odio y desviar la atención de los problemas reales que enfrenta la Comunidad de Madrid.

El PSOE de Madrid ha solicitado a la dirección nacional del partido que presente una denuncia contra Ayuso por estas declaraciones. Esta solicitud no solo es justa, sino también necesaria. Las palabras de Ayuso no pueden quedar impunes, ya que sientan un precedente peligroso para el debate político en España. Si permitimos que los líderes políticos utilicen el dolor de las víctimas del terrorismo para atacar a sus adversarios, estamos contribuyendo a la degradación de nuestra democracia.

En lugar de utilizar el terrorismo como arma arrojadiza, los líderes políticos deberían centrarse en promover el diálogo, la paz y la justicia. El reconocimiento de Palestina por parte de España es un paso valiente hacia la solución de un conflicto que lleva demasiadas décadas cobrándose vidas inocentes. Es un gesto que busca justicia y reconocimiento para un pueblo que ha sufrido demasiado.

Isabel Díaz Ayuso debería reflexionar sobre sus palabras y considerar el daño que pueden causar. La política debe ser una herramienta para mejorar la vida de las personas, no para sembrar el odio y la división. Es hora de que todos los partidos políticos se comprometan a un debate más respetuoso y constructivo, en el que el bienestar de la ciudadanía esté por encima de los intereses partidistas.

Como sociedad, debemos rechazar la demagogia y la manipulación del dolor ajeno. Solo así podremos construir un futuro más justo y pacífico para todos.

Una radiografía del barómetro del CIS

 

Por: Jesús Archivet

 

El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) nos ofrece una fotografía reveladora del escenario político español de cara a las próximas elecciones europeas. Según el sondeo, el PSOE se perfila como el gran vencedor, aventajando al Partido Popular (PP) por cinco puntos. Esta diferencia se traduciría en una representación de entre 21 y 24 eurodiputados para los socialistas, frente a los 18-20 que obtendría el PP.

 

Este pronóstico no es sorprendente si consideramos el contexto político actual. El liderazgo de Pedro Sánchez, con su apuesta por un progresismo firme y su capacidad para posicionarse en la arena internacional, ha sabido capitalizar las inquietudes de un electorado que busca estabilidad y respuestas contundentes ante los retos globales y nacionales. La reciente decisión de reconocer el Estado de Palestina, por ejemplo, es un claro reflejo de un gobierno que no teme tomar posiciones valientes en el ámbito internacional, a pesar de las críticas internas y externas.

 

Por otro lado, la encuesta muestra un panorama complejo y fragmentado en la derecha española. Vox, con su discurso agresivo y su capacidad para movilizar a un sector desencantado del electorado, logra superar a Sumar, lo cual evidencia un movimiento en el tablero político que merece atención. Este ascenso de Vox indica un electorado de derechas que sigue en busca de alternativas más radicales, insatisfecho con un PP que, a pesar de sus esfuerzos por reposicionarse, no logra captar la totalidad del voto conservador.

 

La presencia de Podemos, Ciudadanos y el partido del ultraderechista Alvise Pérez en la futura Eurocámara refleja una Europa cada vez más diversa y polarizada. Podemos, aunque debilitado, mantiene una base de apoyo significativa que le permite seguir presente en el Parlamento Europeo. Esto es indicativo de un espacio político que, a pesar de las adversidades y la fragmentación interna, sigue defendiendo una agenda progresista y de justicia social.

 

Ciudadanos, por su parte, a pesar de los vaivenes y la pérdida de relevancia en el ámbito nacional, parece tener aún un nicho de apoyo que le garantiza representación. Este dato subraya la persistencia de un electorado de centroderecha que busca una alternativa al PP y Vox, y que valora un discurso liberal y europeísta.

En el caso del partido de Alvise Pérez es quizás uno de los más preocupantes. Su entrada en la Eurocámara señala una radicalización de un sector del electorado, que encuentra en discursos ultraderechistas y populistas una respuesta a sus miedos y frustraciones. Esta tendencia no es exclusiva de España, sino que forma parte de un fenómeno más amplio en Europa, donde los partidos de extrema derecha ganan terreno alimentando el miedo al otro y la nostalgia por un pasado idealizado.

 

El barómetro del CIS nos presenta una Europa en el que el PSOE se consolida como la fuerza dominante en España, pero también un continente donde la fragmentación y la polarización están a la orden del día. La victoria de los socialistas es un indicio de que las políticas progresistas y europeístas aún tienen un fuerte respaldo, pero el ascenso de Vox y la presencia de partidos ultraderechistas son señales de alerta que no debemos ignorar.

 

La tarea ahora es doble: consolidar los avances progresistas y trabajar incansablemente para evitar que los discursos del odio y la división se normalicen. Las elecciones europeas de 2024 serán un momento crucial para definir el rumbo de España y de Europa, y es responsabilidad de todos los actores políticos estar a la altura de este desafío.

 


miércoles, 22 de mayo de 2024

España Reconoce al Estado Palestino: Un Paso Hacia la Justicia y la Paz

 


En un momento histórico cargado de significado, España ha dado un paso valiente y necesario al reconocer oficialmente al Estado Palestino. Este acto, que representa una postura clara y decidida en favor de la justicia y la autodeterminación de los pueblos, sitúa a nuestro país del lado correcto de la historia, junto a aquellos que defienden los derechos humanos y la paz mundial.

La decisión del gobierno español de reconocer al Estado Palestino no es solo un gesto simbólico, sino una afirmación de los principios fundamentales sobre los que se asienta nuestra democracia: la justicia, la igualdad y el respeto por el derecho internacional. Durante décadas, el pueblo palestino ha sufrido la ocupación, el desplazamiento forzado y la negación de sus derechos básicos. Reconocer su derecho a tener un Estado propio es reconocer su humanidad y su lucha legítima por la libertad y la dignidad.

Esta decisión se enmarca en un contexto internacional complejo y globalizado. Mientras algunos países continúan apoyando incondicionadamente a Israel, a pesar de las repetidas violaciones del derecho internacional y los derechos humanos, otros, como España, están optando por un camino diferente. Un camino que apuesta por la diplomacia, el diálogo y el respeto mutuo. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de presionar para que se reanuden las negociaciones de paz y se alcance una solución de dos Estados, basadas en las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como capital del Estado Palestino.

El reconocimiento del Estado Palestino por parte de España no solo tiene repercusiones a nivel internacional, sino que también influyen en nuestra política interna. Este acto fortalece nuestra posición como un país comprometido con la paz y los derechos humanos. Además, envía un mensaje claro a nuestros socios europeos y a la comunidad internacional sobre la necesidad de un cambio en la política hacia Palestina.

En términos prácticos, esta decisión podría implicar un aumento en la cooperación bilateral en áreas como la economía, la cultura y la educación. También abre la puerta a un mayor apoyo a los esfuerzos humanitarios y de desarrollo en los territorios palestinos contribuyendo así a mejorar las condiciones de vida de millones de personas que han sido victimas de injusticia y la violencia.

El reconocimiento del Estado Palestino es un llamado a la solidaridad y a la acción colectiva. Los movimientos sociales, las organizaciones de derechos humanos y la ciudadanía en general tienen ahora la responsabilidad de continuar presionando para que esta decisión se traduzca en acciones concretas que promuevan la paz y la justicia en Oriente Medio. La solidaridad con el pueblo palestino debe ir más allá de las palabras y manifestarse en un apoyo tangible y constante.

España ha dado un paso crucial al reconocer al Estado Palestino, alineándose con los valores de justicia y dignidad que deben guiar nuestra política exterior. Este acto es un tributo a la resistencia del pueblo palestino y un compromiso de construcción de un futuro donde la paz y la justicia sean una realidad para todos. Como país, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de liderar con el ejemplo y de trabajar incansablemente por un mundo más justo y humano.

El camino hacia la paz no es fácil ni inmediato, pero decisiones como esta nos acercan un poco más a ese ideal. Sigamos adelante con la convicción de que un mundo mejor es posible y que, con solidaridad, podemos lograrlo.

Irán confirma la muerte del presidente Ebrahim Raisi en accidente de helicópetero: ¿Es Israel el responsable?

 



En un giro impactante de los acontecimientos, Irán ha confirmado la muerte de su presidente, Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero. El suceso, que ha conmocionado a la nación y al mundo, plantea serios interrogantes sobre las circunstancias del accidente y sus implicaciones geopolíticas. Una teoría que comienza a ganar fuerza es la posible implicación de Israel, lo que de ser cierto, podría desencadenar una serie de escenarios preocupantes en Oriente Medio y más allá.

El accidente y la confirmación oficial

Según fuentes oficiales iraníes, el helicóptero en el que viajaba el presidente Raisi se estrelló en las montañas Zagros, al oeste del país. A pesar de los esfuerzos inmediatos de rescate, las autoridades confirmaron la muerte del presidente y de todos los ocupantes de la aeronave. Aún se desconocen las causas exactas del accidente, y se ha iniciado una investigación exhaustiva para determinar si fue un fallo técnico, un error humano o una acción deliberada.

La hipótesis de la involucración israelí

La relación entre Irán e Israel ha sido históricamente tensa, con frecuentes acusaciones y conflictos directos en la región. La idea de que Israel pudiera estar involucrado en la muerte de Raisi surge del contexto de esta hostilidad y de los recientes incidentes de sabotaje y ataques cibernéticos atribuidos a Israel en instalaciones nucleares y militares iraníes.

Escenarios potenciales si Israel es responsable

1.    Escalada militar en la región

Si se llegara a confirmar la participación de Israel en este incidente, es probable que Irán responda con una acción militar directa o indirecta. Esto podría incluir ataque con misiles, operaciones encubiertas o apoyo intensificado a grupos proxy en Líbano, Siria y Gaza. Tal escalada aumentaría el riesgo de un conflicto abierto en una región ya volátil.

2.    Reacciones internacionales y diplomáticas

La comunidad internacional, incluidos actores clave como Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea, se vería obligada a intervenir diplomáticamente para evitar una guerra a gran escala. Las sanciones y las medidas diplomáticas contra Israel podrían ser consideradas, aunque la alianza estratégica de Estados Unidos con Israel complicaría esta respuesta.

3.    Impacto en el programa nuclear

La muerte de Raisi podría ralentizar o, por el contrario, acelerar el programa nuclear iraní, dependiendo de quién asuma el poder en Teherán. Un liderazgo más radical podría decidir intensificar sus esfuerzos nucleares como una forma de represalia, mientras que una facción más moderada podría buscar una salida negociada.

4.    Cambio en el liderazgo iraní

La desaparición de Raisi crea un vacío de poder en Irán, y la elección de su sucesor será crucial. Si el líder supremo Ali Khamenei designa a un sucesor alineado con las facciones más duras del régimen, podríamos ver una postura más agresiva hacia Israel y Occidente. Por otro lado, un líder más pragmático podría buscar reducir tensiones para evitar una confrontación directa.

5.    Impacto en las negociaciones internacionales

Las negociaciones internacionales sobre el acuerdo nuclear iraní (JCPOA) podrían verse seriamente afectadas. La muerte de Raisi y la posible implicación de Israel introducirían nuevas complicaciones en un proceso ya delicado. Los países europeos, junto con China y Rusia, tendrían que recalibrar sus enfoques para lidiar con un Irán potencialmente más hostil.

 

La muerte del presidente Ebrahim Raisi es un evento que sacude no solo a Irán sino al equilibrio de poder en Oriente Medio. Si las investigaciones apuntan hacia Israel como responsable, las repercusiones serán profundas y variadas, desde una posible escalada militar hasta cambios significativos en la diplomacia internacional y el liderazgo iraní. Mientras tanto, el mundo observa atentamente, esperando que prevalezca la estabilidad en una región perpetuamente al borde del conflicto.

La Iglesia entre la fe y el poder

  “Vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y sígueme”, dijo Jesús. Pero basta con mirar al Vaticano para ver que algo no cuadra. Jesús...