martes, 21 de junio de 2022

Rennes le Château, la leyenda de oro

 Rennes le Château, lugar de difícil acceso y pocos vecinos, ubicado en las cercanías de Carcassonne, guarda desde el siglo pasado un gran misterio relacionado con unos peculiares pergaminos


 

El pueblo francés de difícil acceso, Rennes le Château. Extraño por naturaleza, casi deshabitado, que por la noche las baladas de la naturaleza hacen dormir a la más temible fiera, pero que, a pesar de su tranquilidad, las crónicas históricas han revolucionado su lado misterioso. El pueblo encierra una leyenda sobre reliquias perdidas y dinero en grandes cantidades. Como protagonista en escena está el párroco François-Bérenguer Saunière, quien llegó a le Château, a los 33 años, tras haber pasado por el seminario mayor de Carcassonne. Cuando este sacerdote llegó a la parroquia de este humilde pueblo, sus arcas estaban en números rojos y la iglesia se caía a pedazos. Saunière, con mucho esfuerzo y dinero de su bolsillo, inició las reformas de la iglesia. Así fue en un principio, hasta que el dinero cambió la forma de ser de este generoso párroco.

ENCONTRAR EL TESORO

Rennes le Château es un lugar curioso por donde han pasado diversas culturas desde los romanos pasando por los visigodos, templarios y cátaros, además de personalidades de sobrenombre como el pintor Nicolas Poussin, el hermano de Francisco José I, emperador de Austria, y otros personajes ilustres del siglo XX. El mismo Saunière predicó su suerte al escribir en su diario que había encontrado un tesoro. Durante las obras que se estaban realizando en su parroquia, según algunos autores, el párroco apreció que debajo del altar de la iglesia, situado a la espalda de los fieles, observó algo de gran valor. Saunière pidió a los obreros ir a descansar y él, impregnado de valor, movió una lápida de piedra situada entre las columnas sustentantes, allí parece que encontró dos pergaminos de dudosa veracidad que hoy están expuestos en el museo del pueblo. En uno de ellos se muestra el árbol genealógico de la dinastía merovingia, cuyos miembros, según algunas teorías, son descendientes de Jesús de Nazaret. Estos pergaminos los entrego en mano al obispo, en Carcasonne, el cual le permitió ir a París, donde le cambiaría la vida por completo. El párroco no solo se dedico a estudiar los pergaminos, sino que comenzó a rodearse de personas relacionadas con el esoterismo de París. Su vida pasó a ser como unas vacaciones en Ibiza. No obstante, pasaba muchas horas en el Museo del Louvre, apreciando el cuadro de Pastores en Arcadia, del majestuoso pintor del siglo XVII Nicolas Pussin. Un cuadro con una extraña peculiaridad, pues representa un paisaje en cuyo centro se muestra un sarcófago con una inscripción que dice << Et in Arcadia ego>>. Esta no es exactamente lo llamativo del cuadro, sino que el artista nunca estuvo en Rennes le Château y este pueblo, según el párroco aparece dibujado en el fondo del paisaje Rennes le Château.


 

OTRA ACTITUD

Al regreso de su estancia en París, el clérigo no parecía ser el mismo, volvió liberado de todo problema económico. Finalizó una cara y extraña restauración de la iglesia y cambió su estilo de vida, ahora ya no era ese humilde clérigo, sino una persona perteneciente a la alta burguesía. Tenía un comportamiento insólito, pues pasaba los días estudiando piedras que se encontraba en sus largos y solitarios paseos por la zona. Según las leyendas, se dice que gastó unos 15 millones de euros en construir una residencia con jardín, un belvedere y la torre Magdala, utilizada como biblioteca. El dinero le dio, a su vez, para comprar terrenos, hacer donativos y construir una carretera hasta el escondido pueblo donde habitaba. Tras facilitar el acceso al pueblo, consiguió que gente influyente de la época llegase hasta él. Su casa, o más bien, su mansión, la destinó a servir como hostal; tanto es así que, la que debería ser su cama, Saunière reposó una vez muerto. El cambio de personalidad y ritmo de vida del párroco es un enigma, pero lo que sí se sabe es que a su mesa se sentaron personas de la talla de Emma Calvé, la cantante lírica de moda en aquella época; el secretario de estado francés para la cultura; nobles; economistas y el archiduque de Austria, Juan de Habsburgo. Pero, esto no es todo, tras la muerte de Saunière han seguido llegando a esta zona perdida de los mapas personajes como el presidente francés François Mitterand, Marlene Dietrich, Grace Kelly, entre muchos otros.

EL MISTERIO

Los nazis, locos apasionados por el esoterismo y los objetos sagrados escondidos por el mundo llegaron a Rennes le Château en 1943 para iniciar unas excavaciones, de la mano de Heinrich Himmler, dirigente de la Ahnenerbe, entidad pseudocientífica integrada en las SS. Se cree que estos querían hacerse con el tesoro de Bérenger Saunière, pero para saber más sobre este misterio hay que estudiar la iglesia dedicada a María Magdalena. Comenzando por la entrada se encuentra una inscripción que reza <<este es un lugar terrible>>; en su interior unos extraños jeroglíficos que referencian los misterios del Antiguo Egipto. Cuenta su decoración con un demonio denominado Asmodeo sosteniendo la pila de agua bendita, que en la mitología hebrea era el rey de los demonios y el guardián del tesoro del rey Salomón. En la vidriera ubicada sobre el altar aparece representada la última cena con una mujer sosteniendo una copa y sentada a los pies de Jesús; se dice que es María Magdalena, quien no aparece en los Evangelios. Todos estos signos tienen un carácter esotérico deslumbrador en una iglesia católica. Aquí no acaba el misterio, pues un importante indicio para acercase al secreto de Saunière se encuentra en el interior de la iglesia: las iniciales de las estatuas de los santos forman la palabra ``GRIAL´´.

Son más los extraños comportamientos que hacen más peculiar el misterio, el sacerdote se construyó un estudio junto al cementerio, sobre una cisterna de agua. Se cuenta, que en una ocasión se declaró un incendio en las inmediaciones del pueblo, y este honrado clérigo que siempre estaba dispuesto a ayudar, en esta situación de alarma se negó a ceder su agua a los infortunados pueblerinos. Para entender esta acción, es importante aclarar que, según los expertos en magia blanca, el agua es una protección importante contra los influjos negativos y Saunière, tan introducido en los ambientes esotéricos de aquella Francia del siglo XIX, podía necesitar seguridad.

 LA TORRE DE MAGDALA
 

 

La infraestructura singular elevada sobre el belvedere, la cual contiene una amplia biblioteca con un extenso número de libros y queda encerrada en el perímetro de la casa y el jardín, encierra otro misterio. Muchos se preguntan de dónde obtuvo el dinero, Saunière para construir esta torre. En su día, el párroco no dio explicaciones de su milagro de solvencia económica, es más, una vez fue sometido a juicio y suspendido a divinis.

A su muerte, Saunière no poseía nada tal monje asceta parecía. Según algunos historiadores todo estaba a nombre de su ama de llaves, Marie Denarnaud quién habitaba en su lujosa casa y quien fue protagonista de un extraño episodio.

Cuando en aquella Francia impregnada por la II Guerra Mundial, aparecieron los billetes Billet drapea, más conocidos como francos, quienes quisieran cambiar sus viejas monedas por las nuevas debían declarar su origen de dicho parné. Entonces Marie Denarnaud para no revelar el origen del dinero, quemó en el jardín decenas de fajos de billetes.

Según narran las crónicas de un maestro de obras, quién trabajó en la construcción de la Torre de Magdala, este recibió el encargo por parte de Saunière de esconder una caja bajo la torre. Aunque según las investigaciones realizadas con escáner demuestran que, bajo la torre, en efecto, hay un paralelepípedo (cubo de seis caras, en el que todas son paralelogramos, paralelas e iguales dos a dos) que podría ser la misteriosa caja mencionada. Es más, Marie Denarnaud decía que ``las personas de le Cháteau camina sobre oro sin saberlo´´.

A consecuencia de esta leyenda, en la actualidad el Ayuntamiento de Rennes le Château tiene en vigor una ordenanza que prohíbe expresamente excavar en el pueblo, sin embargo, los defensores de esta hipótesis afirman que los símbolos continúan allí para quien sepa verlos, y que estos parecen querer ofrecer al transeúnte ciertas pistas sobre lo que se oculta en Rennes le Château.

HIPTESIS SIN CERTEZAS
Los miles de investigadores que han pasado por este pequeño pueblo y se han enfocado en la biografía del padre Saunière han llegado a conclusiones muy variadas. Están quienes creen que el sacerdote, pobre, encontró de forma literal un tesoro de gran valor que estaría compuesto por joyas, gemas, oro, dinero, entre otros objetos de valor. Otro grupo defiende la idea que se trataría del tesoro de Salomón, que fue robado por los romanos y posteriormente pasó por las manos de visigodos y los cátaros, terminando en manos de la Orden del Temple, quienes construyeron las fortalezas. Siguiendo esta línea, existe otra hipótesis que defiende que el tesoro de Saunière consiste en una serie de documentos y escritos que verifican una antigua leyenda local la cual cuenta que Jesús sobrevivió a la crucifixión y desde Palestina llegó al sur de Francia con algunos discípulos y María Magdalena. Aunque la versión que se tiene por oficial es la que dice que fue María Magdalena la que llegó con algunas personas del pueblo hebreo hasta el sur de Francia, los cuales son los progenitores de la primera dinastía, los merovingios. El párroco estando al poder de estos documentos, los vendió por una gran suma de dinero.

Para los más escépticos y racionalistas, Bérenguer Saunière, simplemente, fue un clérigo corrupto que hurtaba el dinero de las donaciones de los fieles y se dedicaba al tráfico de misas, entre otras actividades delictivas.

Sea cual fuere la realidad de este misterio encerrado en un pequeño  pueblo y de difícil acceso del sur de Francia, no hay duda de que ha levantado gran interés a los historiadores e investigadores de enigmas. Y a su vez, a inspirado a grandes escritores literarios para publicar novelas `best seller´ como es el caso de Dan Brown y su novela El Código da Vinci.


 

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