viernes, 7 de junio de 2024

Una crítica a “Cogito Ergo Sum”

 

Jesús Archivet

 

René Descartes, en su búsqueda de una verdad indudable, proclamó “Cogito, ergo sum” (Pienso, luego existo). Este enunciado se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la filosofía moderna, sugiriendo que el acto de pensar es prueba suficiente de la existencia del ser. Sin embargo, esta concepción, que coloca la existencia individual en el centro de la realidad, puede ser cuestionada desde una perspectiva alternativa que considera la vida como una obra de teatro o un simulacro al estilo de los SIMS, dirigida por un Ser superior.

Imaginemos por un momento que nuestra experiencia no es producto de nuestra propia conciencia autónoma, sino que está preescrita y dirigida por una entidad superior. En esta visión, la vida es una obra de teatro donde cada ser humano tiene un papel asignado desde el inicio del universo. Esta concepción se asemeja a la idea del destino, donde nuestras acciones, pensamientos y experiencias están predeterminados.

El dramaturgo divino, o Creador, escribe el guion de nuestras vidas con el mismo cuidado y detalle con el que un ingeniero programa un robot. El ingeniero define cada aspecto del robot, desde su hardware hasta su software, para cumplir con una función específica. De manera similar, el Creador diseña a cada persona con características únicas y un propósito particular en el gran esquema de la existencia.

En esta obra de teatro, el Creador ha dotado a cada individuo de diferentes roles: algunos son destinados a ser buenos, otros malos, algunos afortunados y otros desgraciados. Esta distribución de roles es esencial para la dinámica del teatro de la vida. Sin la dualidad entre el bien y el mal, la fortuna y la desdicha, la obra perdería su complejidad y profundidad.

Descartes sostenía que el pensamiento es prueba de la existencia individual y autónoma. Sin embargo, si nuestras acciones y pensamientos son simplemente la ejecución de un guion preescrito, la noción de una existencia fundamentada en el pensamiento consciente se desvanece. En su lugar, la realidad se convierte en un escenario donde la ilusión de libre albedrío es parte del diseño del Creador.

Para comprender mejor esta perspectiva, podemos utilizar la analogía de un popular videojuego: Los SIMS. En este juego, los jugadores crean y controlan personajes virtuales, decidiendo sus acciones, relaciones y destinos. Los SIMS creen estar tomando las decisiones por sí mismo, pero en realidad, cada movimiento y elección está determinada por el jugador.

De la misma manera, podríamos considerar que nuestras vidas están siendo manejadas por un Ser superior que, como el jugador de SIMS, define nuestros camino y destinos. Este Ser superior puede modificar las circunstancias de nuestras vidas, introduciendo pruebas, bendiciones y desafíos para cumplir con un propósito mayor que quizás nunca comprenderemos en su totalidad.

La idea de que la vida es una obra de teatro o un juego dirigido por un Creador superior contradice directamente el principio de “Cogito, ergo sum”. Si nuestros pensamientos y acciones están preprogramados, el acto de pensar no es una prueba de existencia autónoma, sino simplemente la ejecución de una programación. La conciencia individual se convierte en una mera ilusión, una herramienta del Creador para enriquecer la narrativa de la vida.

La concepción cartesiana de la existencia, basada en el pensamiento consciente como prueba de ser, se ve profundamente cuestionada por la visión de la vida como una obra de teatro o un juego de los SIMS. En esta perspectiva, la noción de libre albedrío se disuelve, y la existencia individual se redefine como la interpretación de un papel predeterminado por un Creador omnisciente. Esta visión no solo desafía la validez de “Cogito, ergo sum”, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre la naturaleza de la realidad y el destino humano.

En el marco de la vida como una obra de teatro dirigida por un Ser superior, podemos explorar cómo las religiones encajan en esta narrativa. Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado comprender su existencia y el propósito de la vida a través de diversas religiones. Estas religiones, aunque diversas en sus doctrinas y prácticas, comparten un objetivo común: acercar a los seres humanos a una compresión de Dios o del Creador.

Si consideramos que la vida está dirigida por un Ser superior que ha programado a cada individuo con un destino específico, las religiones pueden verse como diferentes caminos hacia una verdad última que es Dios. Cada religión ofrece una visión particular de la divinidad y una ruta hacia la trascendencia espiritual. Esta diversidad no necesariamente implica que una religión sea más verdadera que otra, sino que cada una es una interpretación del guion preescrito por el Creador.

En esta obra de teatro cósmica, el Creador puede haber establecido múltiples religiones para reflejar la diversidad humana y las distintas formas de entender y relacionarse con lo divino. Así, el judaísmo, el cristianismo, el islam, el hinduismo, el budismo, y otras religiones pueden ser vistas como diferentes actos en la misma obra, cada uno con su propio enfoque y narrativa, pero todos dirigidos por el mismo autor divino.

Por otro lado, también podríamos considerar la posibilidad de que las religiones sean instrumentos de manipulación, tanto del hombre como del Creador. Desde una perspectiva crítica, las religiones han sido utilizadas a lo largo de la historia para consolidar el poder, controlar a las masas y justificar diversas formas de dominación y violencia. Esta función manipuladora puede ser parte del diseño del Creador para mantener el orden en el teatro de la vida, donde el conflicto y el control son necesarios para la evolución de la trama.

Esta perspectiva sugiere que el Creador ha programado a los seres humanos no solo para creer en una divinidad, sino para hacerlo de manera divergente. La creencia en un ser superior y la diversidad de religiones podría ser un mecanismo diseñado para fomentar la variabilidad y el dinamismo en la obra de teatro de la vida. Al creer en diferentes versiones de lo divino y al seguir distintas doctrinas, los humanos actúan y reaccionan de maneras que enriquecen la narrativa global de la existencia.

Si Dios o el Creador ha programa a cada ser humano para creer en Él de diversas maneras, entonces la fe y la religión pueden ser vistan como componentes integrales del guion de nuestras vidas. Esta programación no implica que Dios intervenga directamente en nuestras decisiones diarias, sino que ha establecido condiciones y predisposiciones que nos llevan a desarrollar creencias religiosas.

Cada individuo, con su propia configuración mental y espiritual, encuentra su camino hacia la divinidad de una manera que parece personal y única, pero que en realidad es parte del diseño divino. Este enfoque puede explicar por qué existen tantas interpretaciones diferentes de Dios y por qué ninguna religión puede reclamar ser la única verdad absoluta.

Desde esta perspectiva, la fe puede ser vista como una ilusión necesaria para cumplir con el propósito del teatro de la vida. La creencia en un Creador y en un propósito divino proporciona significado y dirección a la existencia humana, incluso si esta creencia es una programación preestablecida. La diversidad de fe y religión enriquece la experiencia humana y permite la exploración de diferentes aspectos de la espiritualidad y la moralidad.

Al considera la vida como una obra de teatro o un juego dirigido por un Ser superior, la noción cartesiana de la existencia basada en el pensamiento consciente se ve profundamente cuestionada. En esta narrativa, las religiones emergen como diferentes caminos hacia el mismo Creador, reflejando la diversidad programada de la humanidad. Sin embargo, también pueden ser vistas como instrumentos de manipulación, tanto por el hombre como el Creador, diseñador para mantener el orden y el dinamismo en el teatro de la vida. En última instancia, la creencia en Dios y en la religión puede ser una ilusión necesaria, una parte esencial del guion preescrito que da sentido y propósito a nuestras vidas.


domingo, 2 de junio de 2024

La explotación laboral en España, un grito silencioso

 

Jesús Archivet

 

España, un país que se vanagloria de sus derechos sociales y laborales, enfrenta una realidad oscura y brutal en sus campos y restaurantes. La explotación laboral, un fenómeno que debería ser erradicado en pleno siglo XXI, se perpetúa en los rincones más vulnerables de nuestra sociedad. Los titulares recientes no dejan lugar a dudas: estamos ante una crisis que clama por una respuesta contundente y solidaria.

 

En Tarragona, la vigilancia con cámaras y el trabajo extenuante por veinte euros al día no es un relato de la Revolución Industrial, sino una práctica contemporánea en nuestros restaurantes. En Sevilla, una red captaba a rumanos y moldavos para trabajar en condiciones infrahumanas en el campo. Y en La Rioja, la detención de propietarios de establecimientos hosteleros ha sacado a la luz el abuso sistemático de trabajadores en situación irregular.

 

La explotación laboral en el mundo rural es particularmente alarmante. Migrantes de Sudamérica y Marruecos, atraídos por ofertas “engañosas” en Internet, llegan con la esperanza de una vida mejor, solo para encontrarse atrapados en un ciclo de abuso y desesperación. La Policía Nacional ha intensificado sus esfuerzos para frenar estas prácticas, pero la magnitud del problema requiere una acción coordinada y persistente.

 

Los relatos de las víctimas son desgarradores. En Sevilla, veintiuna personas vivían sin poder comer, beber ni orinar durante sus jornadas de laborales. Una menor de edad embarazada sufrió un aborto debido a las condiciones infrahumanas, y otro individuo saltó por la ventana en un intento desesperado de escapar. Estas historias no son incidentes aislados; son el reflejo de un sistema que falla en proteger a los más vulnerables.

 

Como Juan Carlos Monedero ha subrayado en muchas ocasiones, la lucha por la justicia social es una lucha contra la indiferencia y la complicidad. Los abusos laborales son posibles porque existe un contexto de impunidad y desprotección que los permite. No solo es una cuestión de legislación sino de voluntad política y ética social.

 

La explotación laboral no es un accidente ni una anomalía; es el resultado de políticas que favorecen a los poderosos y desprotegen a los desfavorecidos. La falta de inspección efectiva, las leyes laborales laxas y la creciente precarización del trabajo crean el caldo de cultivo perfecto para estos abusos.

 

Necesitamos un compromiso real con la justicia social. Esto implica reforzar las inspecciones laborales, asegurar condiciones dignas para todos los trabajadores y penalizar severamente a quienes se benefician de la explotación. Es imperativo que la sociedad española tome conciencia de esta realidad y exija un cambio profundo y duradero.

 

En palabras de Monedero, “la dignidad humana no puede ser moneda de cambio”. Es hora de que España demuestre que su compromiso con los derechos humanos y laborales es más que retórica vacía. La explotación laboral debe ser erradicada, y cada trabajador debe ser tratado con la dignidad y el respeto que merece.

 

La lucha continúa, y no podemos permitirnos mirar hacia otro lado. Las víctimas de la explotación laboral no son estadísticas ni noticias pasajeras; son seres humanos que merecen nuestro apoyo y nuestra acción decidida. Es momento de transformar la indignación en cambio y construir una España más justa y solidaria.

 

Enlaces a noticias sobre explotación:

 

https://elpais.com/sociedad/2024-02-20/la-policia-libera-a-21-trabajadoras-del-campo-victimas-de-explotacion-en-sevilla-a-las-que-no-se-permitia-comer-ni-beber.html

 

https://www.abc.es/sociedad/detenidos-propietarios-establecimiento-hostelero-rioja-explotacion-laboral-20240419103152-nt.html

 

https://es.ara.cat/sociedad/sucesos/vigilados-camaras-trabajando-restaurantes-veinte-euros-cae-red-explotacion-laboral-tarragona_1_5003057.html

 

https://www.canalsur.es/noticias/andalucia/sevilla/cae-en-sevilla-una-red-de-explotacion-laboral-que-captaba-a-rumanos-y-moldavos-para-trabajar-en-el-campo/2015725.html

 


Los últimos de Filipinas


 

Jesús Archivet


En el fragor del fin del imperio, entre el polvo y las ruinas coloniales y el eco de los cañones estadounidenses, emergen los héroes anónimos de una epopeya casi olvidada. El sitio de Baler (1 de julio de 1898- 2 de junio de 1899) no es solo una historia de resistencia militar, sino un símbolo de la ceguera imperial, del orgullo militar y del inexorable cambio que el mundo vivía en ese entonces. Los sitiados en Baler, conocidos como los últimos de Filipinas, fueron testigos y actores de un capítulo donde la historia, la dignidad y la terquedad se entrelazaron en un drama humano y político.


La insurrección filipina, iniciada en 1896 por la sociedad secreta Katipunan, fue un grito de libertad contra la opresión colonial española. Un grito que resonó fuerte y claro, pero que encontró una respuesta temporal en el Pacto de Biak-na-Bató de 1897. Emilio Aguinaldo y otros líderes revolucionarios fueron exiliados en Hong Kong, y la aparente paz llevó al gobierno español a reducir sus guarniciones. Pero esta tranquilidad era solo el silencio que precede a la tormenta.


En Cuba, el hundimiento del Maine en febrero de 1898 se convirtió el pretexto perfecto para que Estados Unidos desafiara al moribundo imperio español, iniciando la Guerra hispano-estadounidense. Con la derrota de la flota española en Cavite el 1 de mayo, Aguinaldo regresó a Filipinas, armado y financiado por los estadounidenses, para reavivar la llama revolucionaria. Mientras tanto, en Baler, un destacamento de 50 soldados españoles, aislado y ajeno al nuevo conflicto, se encontró rodeado por insurgentes filipinos. Así comenzó el sitio de Baler.


Desde el primer día, los sitiadores intentaron que los españoles se rindieran, enviandoles noticias sobre el desarrollo del conflicto y la caída de Manila en manos estadosunidenses. Pero la resistencia de Baler fue férrea. Las misivas, los emisarios y hasta los franciscanos prisioneros enviados a persudirlosdeponer las armas fueron en vano.


El Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, selló el fin de la guerra hispano-estadounidense y cedió la soberanía de Filipinas a Estados Unidos. Pero los hombres en Baler, aislados del mundo, continuaron su resistencia. La llegada de la cañonera estadounidense en abril de 1899, enviada para liberar a los españoles, solo complicó la situación, ya que las tropas desembarcadas fueron capturadas por los filipinos.


A finales de mayo, el teniente coronel Aguilar llegó con órdenes claras del gobernador general español: rendirse y regresar a Manila. Pero los sitiados, desconfiados, rechazaron la oferta. Fue un periódico dejado en la iglesia por Aguilar el que finalmente rompió el cerco de la ignorancia. Al descubrir una noticia que los filipinos no podrían haber inventado, los defensores comprendieron que la resistencia era fútil. España ya no ostentaba la soberanía de Filipinas.


El 2 de junio de 1899, tras 337 días de sitio, el destacamento español se rindió. Las autoridades filipinas, en un gesto de honor y respeto, le permitieron marchar a Manila sin ser considerados prisioneros. Aguinaldo emitió un decreto exaltando su valor, y los supervivientes fueron recibidos como héroes en la capital filipina antes de ser repatriados a España.


La historia de Baler es un recordatorio de la tenacidad humana, del absurdo imperialismo y del costo de la guerra. Los últimos de Filipinas no solo resistieron a un enemigo externo, sino también a la ceguera de un imperio en declive, aferrado a glorias pasadas mientras el mundo cambiaba irremediablemente. Este episodio nos recuerda que la dignidad y el valor pueden surgir en los lugares más inesperados, incluso en las ruinas de un imperio.

viernes, 31 de mayo de 2024

Alemania autoriza a Ucrania a defenderse con armas suministradas contra Rusia


 

Jesús Archivet

 

La escalada del conflicto entre Ucrania y Rusia ha alcanzado un nuevo punto álgido. Este viernes, Steffen Hebestreit, portavoz del canciller alemán Olaf Scholz, anunció que Ucrania puede utilizar las armas suministradas por Alemania para defenderse de los ataques rusos desde territorio ruso cercano a la frontera. Este permiso se otorga en un contexto de intensificación de los ataques rusos contra la región de Járkov, en el este de Ucrania.

 

“Estamos convencidos de que Ucrania tiene derecho, en virtud del derecho internacional, a defenderse de estos ataques”, declaró Hebestreit. Según él, Rusia ha estado preparando y coordinando ataques desde posiciones en la zona de Járkov, particularmente desde la región fronteriza rusa, lo que ha llevado a Alemania a dar luz verde a Kiev para que se defienda con ataques en territorio ruso.

 

Este movimiento es significativo, pues Alemania se une a otros aliados occidentales, como Estados Unidos y Francia, que también han autorizado a Ucrania a usar armas suministradas para operaciones defensivas más allá de sus fronteras. El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, matizó que la autorización para el uso de armas se refiere especialmente a la lucha defensiva en torno a Járkov, dada la proximidad de la frontera y la intensidad de los ataques rusos en esa área.

 

La decisión alemana responde a las necesidades comunicadas por el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umérov, durante una reunión reciente en Odesa. Pistorius, en su visita a Moldavia, reiteró que la medida es acorde con el derecho internacional, un punto que Scholz y otros líderes occidentales han subrayado repetidamente.

 

El presidente estadounidense, Joe Biden, también ha dado su permiso a Ucrania para realizar ataques en territorio ruso con las armas entregadas por Estados Unidos, un permiso que Alemania ha seguido de cerca. Esta alineación de los aliados occidentales subraya una estrategia coordinada para permitir a Ucrania una defensa contra la agresión rusa.

 

En la rueda de prensa conjunta del martes con el presidente francés, Emmanuel Macron, Scholz expresó que le sorprendía el debate sobre la supuesta prohibición de Occidente a la legítima autodefensa ucraniana. “Ucrania tiene las posibilidades dentro del derecho internacional”, afirmó Scholz, respaldando firmemente el derecho de Kiev a defender su soberanía.

 

Hebestreit insistió en que las armas suministradas por Berlín a Kiev se utilizarán conforme al derecho internacional, asegurando que el apoyo a Ucrania se adapta continuamente a la evolución del conflicto. “Los ucranianos luchan por su país y su libertad. Muchos países de todo el mundo les apoyan política y económicamente, así como con un equipo militar y armas”, concluyó el portavoz.

 

Este nuevo desarrollo marca un punto crítico en el conflicto, resaltando la necesidad de una defensa activa por parte de Ucrania y la voluntad de sus aliados occidentales de proporcionar el apoyo necesario. En este contexto, la preservación de la paz y la seguridad en Europa depende de un equilibrio delicado entre la defensa legítima y la prevención de una escalda mayor que pueda desestabilizar aún más la región.

 

La autorización para usar armas en territorio ruso no es solo un acto de apoyo a Ucrania, sino una clara señal de que Europa y sus aliados están comprometidos con la defensa del derecho internacional y la soberanía de las naciones frente a la agresión injustificada. La situación en Járkov y las respuestas coordinadas de Occidente reflejan una determinación conjunta para resistir la intimidación y la expansión del conflicto.

 

La comunidad internacional debe seguir atenta y unida, abogando por soluciones diplomáticas que puedan conducir a una paz duradera y justa en la región. La lucha de Ucrania es un recordatorio de la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo en tiempos de crisis, y de la necesidad de mantener los principios de justicia y libertad que forman la base de la cooperación internacional.

Un delincuente convicto a las puertas de la Casa Blanca

 


Jesús Archivet

 

La política estadounidense se enfrenta a un escenario inédito y estremecedor: Donald Trump, expresidente y ahora convicto de 34 delitos, se erige como el candidato republicano con mayores posibilidades de regresar a la Casa Blanca en las elecciones del 5 de noviembre. Este hecho, sin precedentes en la historia del país, revela la magnitud de la crisis política y moral que atraviesa Estados Unidos.

 

El fallo del jurado popular, que declaró a Trump culpable de la falsificación de facturas, cheques y registros contables para ocultar pagos a la actriz de cine porno Stormy Daniels, es un terremoto cuyas ondas expansivas aún no pueden ser completamente anticipadas. El expresidente ha respondido con su característica bravura, convirtiendo su caso judicial en un tema de campaña y desafiando al sistema judicial al proclamar que el verdadero veredicto será el emitido por los votantes en noviembre.

 

“El verdadero veredicto será el 5 de noviembre por el pueblo”, declaró Trump tras salir del tribunal, donde escuchó uno por uno los cargos en su contra. Este llamado a las urnas no es solo un intento de salvación personal, sino un desafío directo a las instituciones democráticas. Al poner su destino en manos del electorado, Trump está erosionando aún más la confianza en un sistema ya profundamente polarizado y fracturado.

 

La capacidad de Trump para liderar las encuestas y mantenerse como el favorito del Partido Republicano, a pesar de sus condenas, evidencia un problema mayor: una parte significativa del electorado estadounidense ha perdido la fe en las normas democráticas y el estado de derecho. Esta situación refleja la profunda división y la radicalización de la política en Estados Unidos, donde un segmento considerable de la población está dispuesto a pasar por alto los delitos de su líder en favor de una agenda populista y autoritaria.

 

En este contexto, la figura de Trump simboliza una amenaza no solo para la política estadounidense, sino para la democracia misma. Su candidatura no es simplemente una campaña electoral; es un juicio a la capacidad del sistema democrático de Estados Unidos para resistir la tentación del autoritarismo y la corrupción.

 

Mientras tanto, el Partido Republicano enfrenta una encrucijada histórica. Respaldar a un candidato convicto socava su credibilidad y su compromiso con los principios democráticos. Sin embargo, rechazar a Trump podría significar la pérdida de una base de votantes leales y apasionados que han demostrado ser esenciales para el éxito electoral del partido.

 

La comunidad internacional observa con asombro y preocupación cómo un país que se proclama como el bastión de la democracia puede estar al borde de elegir a un delincuente convicto como su líder. Las implicaciones globales de un segundo mandato de Trump, tras una condena penal, podrían ser profundas, afectando desde las relaciones diplomáticas hasta el orden económico mundial.

 

En resumen, la situación actual con Donald Trump representa una crisis sin precedentes en la política estadounidense. La decisión de convertir su juicio en un espectáculo electoral es un desafío directo a las instituciones democráticas y plantea serias dudas sobre el futuro del sistema político en Estados Unidos. La elección de noviembre no será solo un veredicto sobre Trump, sino una prueba crucial para la democracia estadounidense y su capacidad para resistir las tentaciones del autoritarismo y la corrupción.

jueves, 30 de mayo de 2024

Las sombras de la Supercopa

 

Jesús Archivet

 

La reciente imputación de Gerard Piqué en el conocido caso como “caso Supercopa” nos obliga a reflexionar sobre las complejas intersecciones entre deporte, dinero y justicia. La magistrada ha encontrado indicios de delito en las comisiones derivadas del traslado de la competición a Arabia Saudí, un movimiento que en su momento suscitó no pocas controversias. Cabe recordar, como subraya la jueza, que Piqué aún era jugador activo del FC Barcelona cuando se produjeron estos hechos.

 

Este escándalo, que parece sacado de una trama novelesca, pone de manifiesto cómo el deporte de élite ha quedado atrapado en las redes del capitalismo global. La Supercopa de España, tradicionalmente disputada en suelo español, fue llevada a tierras saudíes bajo el manto de la modernización y la globalización. Sin embargo, detrás de estos discursos grandilocuentes, subyacen intereses económicos que, en ocasiones, rozan la ilegalidad.

 

La figura de Gerard Piqué, emblemática tanto dentro como fuera del campo, se ve ahora empañada por estas acusaciones. No se trata únicamente de la posible comisión de un delito, sino de la erosión de la confianza que los aficionados depositan en los ídolos deportivos. Piqué no es solo un jugador; es un símbolo, y cuando un símbolo se ve involucrado en prácticas corruptas, el daño trasciende lo personal y alcanza lo colectivo.

 

El traslado de la Supercopa a Arabia Saudí no puede analizarse de forma aislada. Es un reflejo de un fenómeno más amplio: la mercantilización del deporte. El fútbol, el deporte rey, se ha convertido en un producto más en el mercado global, donde los valores tradicionales quedan relegados a un segundo plano frente a los beneficios económicos. La participación de Arabia Saudí, un país con un cuestionable historial en derechos humanos, añade una capa más de complejidad y controversia a esta decisión.

 

Es aquí donde la justicia debe desempeñar su papel fundamental. Las investigaciones y posibles imputaciones no deben ser vistas como una caza de brujas, sino como un necesario ejercicio de transparencia y redención de cuentas. La sociedad exige saber hasta qué punto las decisiones que afectan al deporte están contaminadas por intereses privados que pueden llegar a vulnerar la ley.

 

El caso Piqué nos recuerda que nadie está por encima de la ley, y que las estrellas del deporte también deben responder por sus acciones. Este proceso judicial puede marcar un precedente importante para futuras gestiones en el ámbito deportivo, donde la ética debe primar sobre el lucro.

 

En última instancia, debemos cuestionarnos qué tipo de deporte queremos para nuestras sociedades. Un deporte que siga siendo un espacio de valores y competición sana, o uno en el que las decisiones se tomen en oscuros despachos movidos por intereses económicos. La imputación de Piqué no es solo una cuestión judicial, sino una oportunidad para reflexionar sobre el rumbo que está tomando el deporte en la era del capitalismo global.

 

Es crucial que, como sociedad, exijamos más transparencia y ética en las gestiones deportivas. El fútbol, y el deporte en general, deben recuperar su esencia: ser una actividad que une a las personas, que promueve el esfuerzo y la superación personal. Y que, ante todo, respete los principios de justicia y equidad.


miércoles, 29 de mayo de 2024

La ilusión del poder

 


Jesús Archivet



En las complejas mareas de la existencia de la humanidad, el antagonismo entre diversas castas y sectas políticas se revela como un drama eterno y universal. Este juego perpetuo es animado por lo llamados intelectuales, aquellos profesionales de sueldo fijo, portadores de una palabra que bien podría clasificarse de apócrifa. Tal es la esencia de la política: una danza de poder en la que, tristemente, la dedsconfianza hacia las clases políticas, empresariales y culturales, incluso las aparentemente bien intencionadas, es no solo aconsejable sino necesaria. La realidad cínica y minimalista de que un ideal altruista no debe materializarse de ninguna forma parece ser una verdad ineludible en el escenario político contemporáneo.


La representación que nos propone las democracias débiles ha facrasado rotundamente. Sin embargo, la pulsión por votar persiste, un deseo insaciable que busca una falsa saciedad a través de la parcipación continua en un sistema de representación vacío. Este fenómeno puede interpretarse como una digestión bulímica y excremental del sistema, una manera de rechazarlo por exceso y no por rechazo, transformando así todo el sistema en un gran bolo fecal.


El retorno de una forma de facismo 'new age' en países como Argentina evidencia la debilidad intrínseca de los sistemas políticos y la extrema fragilidad del tejido social. En esta democracia agonizante, el gobernante inestable y desequilibrado, de capacidad nula en gestión pero de gravitación crucial en la vida argentina, se esfuerza en cumplir sus objetivo de represión, destrucción y censura. Anuncia sin tapujos que no hay espacio para devoluciones ni quejas.


En "Stalker" de Tarkovski, la Zona es una metáfora de la promesa de un ideal, un lugar donde los deseos más profundos pueden materializarse. Esta visión resuena con la crítica de Sanguinetti a los sistemas políticos actuales y su representación vacía. Ambos reflejan la desilusión con las instituciones establecidas y la búsqueda de un significado auténtico en un mundo donde las verdades son manipuladas.


La fascinación por el poder y la violencia ejercida sobre lo más débiles es una constante histórica que revela la proyección de los inconscientes reprimidos de los pueblos. La burgesía en todas sus formas, se ha ergido como enigma de la autenticidad y la equidad, destruyendo la fantástica aventura de vivir en libertad. El desprecio por la burgesía, por el tilingio, el cipayo, y su idiosincrasia se funda en su destrucción sistemática de cualquier intento de vida plena y libre.


"La Huega" de Robert Koehler (1886) captura con destreza el momento álgido de una disputa laboral, una metáfora visual de la lucha de clases y la resistencia frente al poder opresivo. Los trabajadores, unidos y solidarios, representan el corazon de la resistencia frente a un patrón distante e impasible, reflejando la inevitable erupción de la lucha por la justicia social.


Argentina vive una crisis profunda, marcada por la anomia cultural, política y social. La eleccion de Javier Milei como presidente en 2023 simboliza la caida vertiginosa del país hacia una represión sin precedentes, desgradadno la vida de millones de personas. Esta situación recurda la figura del dictador Adam Sutler en "V de Vendetta", una alegoría del presidente neoliberal y de extrema derecha, reflejando la opresión y la eliminación de la libertad.


La desobediencia se erige como una necesidad vital ante el poder de los ignorantes y las injusticias del sistema. Inspirado por Eduardo Galeano, propongo declarar el "Día de la Desobedinecia" como un acto de resistencia cultural y social, una rebelión contra la imposiciones arbitrarias y la opresión. La desobediencia es una actitud natural y necesaria para mantener la dignidad y la libertad en un mundo injusto.


La resistencia y la desobediencia son esenciales para enfrentar un sistema necrótico y disfuncional. En la obra " La invención de Morel" de Alfonso Bioy Casares, los personajes condenados a revivir sus momentos reflejan la manipulación de la historia y la lucha contra el olvido. Esta lucha es una metáfora de nuestra resistencia contra el poder opresivo y la búsqueda de una identidad auténtica.


Desobedecer significa expulsar de nuestras vidas la soberbia, la prepotencia y la desigualdad, caminar hacia un horizonte de armonía y fraternidad, y resistir las imposiciones de un sistema que perpetúa la injusticia y la explotación. En un mundo donde la violencia y la opresión fascinan, es vital unir voluntades y persistir en la resistencia, honrando la vida y luchando por un mundo más justo y libre.


Meditando sobre la fragilidad de la democracia y la manipulación de la memoria, es crucial prepararnos para lo imposible y resistir con todas nuestras fuerzas. La vida es breve y el destino marca nuestros pasos. La desobediencia es un acto de amor y libertad, una respuesta necesaria ante la prepotencia y la opresión de los poderosos. Honremos nuesta vida y busquemos las verdad y la justicia, resistiendo siempre contra el poder de los imbéciles y los opresores.

La Iglesia entre la fe y el poder

  “Vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y sígueme”, dijo Jesús. Pero basta con mirar al Vaticano para ver que algo no cuadra. Jesús...